Teresa Amatller i Cros (Barcelona, 1 de marzo de 1873-26 de marzo de 1960) fue una empresaria y mecenas. Durante medio siglo dirigió la empresa chocolatera familiar. Soltera y sin hijos, creó una fundación de arte que aún perdura: el Instituto Amatller de Arte Hispánico.
Teresa era hija de Antoni Amatller y Cándida Cros. La pareja se casó en 1871, al año siguiente nació su hija, Gabriela, muerta al poco de nacer, y un año después tuvieron a Teresa; cuando la niña tenía cuatro años, el matrimonio firmó un convenio privado de divorcio por el que la hija permanecería con la madre hasta los siete años, edad en la que pasaría a vivir con el padre. Cándida se trasladó a vivir en Italia, de donde no volvió, manteniendo el contacto con la hija hasta su muerte, ocurrida en diciembre de 1936. Padre e hija se convertirían en inseparables, compartiendo experiencias empresariales y culturales.
Los Amatller eran una familia creadores de la firma Chocolates Amatller. Antoni, tercera generación de esta saga, se había formado en países de larga tradición chocolatera como Bélgica o Suiza y aportó a la empresa nuevos métodos de producción y de comercialización, que incluían técnicas de mercadotecnia -carteles, cromos- contratando para ello a artistas conocidos: Alphonse Mucha o Paul Chocame-Moreau, entre los extranjeros, Rafael de Penagos, Josep Triadó o Apel-les Mestres, entre los nacionales.


El empresario era además un hombre de su tiempo, aficionado a la fotografía, realizó series muy notables de sus viajes por lugares exóticos – Marruecos, Turquía, Venecia, Egipto- o de monumentos como Ripoll. Aficionado también al coleccionismo de arte, aprovechó los viajes, en los que le acompañaba su hija, para comprar piezas valiosas; otras las adquirió en subastas mediante personas interpuestas, como mosén Josep Gudiol, arqueólogo, historiador y conservador del Museo Diocesano de Vic; y algunas las obtuvo en las excavaciones arqueológicas de Ampurias que llevaba a cabo Josep Puig i Cadafalch.



Al arquitecto, historiador y político Puig i Cadafalch encomendaron los Amatller la remodelación de un edificio del Paseo de Gracia, que este diseñó en el estilo modernista que triunfaba entonces. Amatller y Puig i Cadafalch terminaron enfrentados y la obra fue acabada por el arquitecto Luis Sala i Cortés. En 1900 los Amatller se trasladaron a su nuevo hogar. No lejos de la Casa Amatller se levantarían la Casa Lleó Morera y la Batlló, realizadas por los arquitectos Doménech i Montaner y Gaudí, respectivamente. La conjunción de estas obras singulares motivó que la zona fuera bautizada como la manzana de la discordia. La Casa Amatller, amueblada y decorada artísticamente, servirá de domicilio de los Amatller y de exposición de la abundante colección artística familiar.

Antoni Amatller murió en 1910 dejando a Teresa heredera universal de su fortuna, al frente de una empresa pujante y moderna, con la libertad de vender la empresa familiar si no se veía capaz de gestionarla. Ella no solo aceptó el reto sino que durante medio siglo condujo a la empresa chocolatera a los mayores niveles de su historia, primero a través de un gestor ajeno a la familia y, luego, personalmente. Tras el levantamiento militar de 1936, Teresa se traslado a Italia con su madre, donando 500.000 pesetas al bando golpista.
En 1943 la empresaria constituyó la institución privada Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico, con la función de desarrollar una tarea cultural, de investigación y docente en materia de historia del arte. La fundación acoge un archivo fotográfico con más de 390.000 negativos, incluyendo el archivo fotográfico de Adolfo Mas i Ginesta, y una biblioteca con más de 30.000 títulos de arte. En reconocimiento a esta labor de preservación y difusión de la cultura española en 1944 le fue concedida a Teresa la encomienda de Alfonso X el Sabio.
Teresa Amatller i Cros fue el último miembro de la saga en dirigir la empresa chocolatera. A su muerte, ocurrida en Barcelona en 1960, fue adquirida por la firma Simón Coll, manteniendo la razón social como Chocolates Amatller. Cumpliendo la voluntad paterna Teresa donó la Casa Amatller y su contenido al Ayuntamiento de Barcelona para crear el Museo Amatller.
Fuentes y fotos: Fundació Institut Amatller d’Art Hispanic
Casar Pinazo, José Ignacio y Montesinos Péres, José Manuel. La restauración de la Casa Amatller: entre el horror vacui y la renovación sostenible de sus instalaciones