Pilar Sinués Navarro (Zaragoza, 19 diciembre 1835-Madrid, 20 noviembre 1893) es una escritora romántica que trató de armonizar el modelo de mujer convencional que presentaba en sus escritos y su propia vida, la de una mujer autónoma y progresista que vivió de su trabajo. Escribió decenas de novelas, leyendas, ensayos, poemas, obras de teatro, traducciones y artículos, algunos con el seudónimo de Laura, y fue muy popular en su tiempo.
Recibió su primera formación en el convento de Santa Rosa de Zaragoza, creado para dar instrucción a niñas. Allí descubrió su inclinación literaria. A los 18 años publicó su primera novela: Rosa. Simultáneamente publicaba sus poemas en la prensa local: los diarios El Avisador y el Esparterista. En ellos apunta los que serán sus temas favoritos: las buenas costumbres, la familia y la política. En 1854 sale a la luz su primer poemario: Mis vigilias.
Poco después su vida da un vuelco un tanto novelesco. Se casa por poderes con el periodista y escritor José Marco y Sanchís, director de la Revista de Bellas Artes y la España Musical y Literaria, con quien le unía una mutua admiración expresada por carta, se traslada a Madrid y se incorpora plenamente al mundillo literario de la capital. Añade el apellido del marido al suyo.

Enseguida se hace un nombre popular en las publicaciones y en las tertulias madrileñas. Desde 1864 a 1869 dirigió la revista El Ángel del Hogar, dirigida a un público femenino, que contenía artículos sobre literatura y teatro pero también sobre labores y moda. En 1857 había escrito una novela de igual nombre, en la que mezclaba una trama romántica y consejos de urbanidad, que tuvo ocho ediciones en treinta años. Igualmente, fueron varias veces reeditadas sus obras Un nido de palomas (1861), El sol de invierno (1863), Hija, esposa y madre. Cartas dedicadas a la mujer (1864) y Un libro para las damas (1875).
A lo largo de su vida publicó 66 novelas y colaboró en 38 revistas y periódicos. Sus obras La ley de Dios: leyendas y A la luz de la lámpara: Cuentos morales fueron declarados texto oficial en todas las escuelas. Esta hiperactividad daría lugar a alguna sátira por parte de sus colegas masculinos. Fue calificada como “isabelina” porque la mayor parte de su vida de escritora coincidió con el reinado de Isabel II.
Tanto sus artículos como sus novelas ofrecían un modelo de mujer culta e informada pero sumisa, esposa y madre abnegada, acorde con la doctrina de la iglesia, todo ello en un ambiente romántico, donde las historias siempre acaban bien, bien lejano a su propia vida pues ella fue abandonada por el marido, era una escritora que vivía de su trabajo y tenía una vida intelectual muy activa. Fue miembro de la rama femenina de la Sociedad Abolicionista, que reclamaba la supresión de la esclavitud.
Pilar Sinués había aprendido francés de manera autodidacta y tradujo y editó varias obras de éxito en Francia. En 1868 apoyó la Revolución Gloriosa, por ese tiempo expresó su apoyo a las iniciativas de la Universidad de Madrid sobre la educación femenina. Tenía 40 años cuando el marido la abandonó. Viajó entonces a París, desde donde permaneció un tiempo como corresponsal y agente de El Correo de la Moda.
Su imagen sufrió un notable deterioro, ya que puso al descubierto la contradicción entre el modelo de mujer que venía defendiendo y su vida personal. Esta circunstancia se unió al cambio político que trajo la Revolución de 1868, que enterró cuanto se identificaba con lo isabelino, como era el caso de Sinués. Publicó en el periódico progresista El Imparcial sobre cuestiones relacionadas con la educación y el trabajo de la mujer y la moral. En 1883 sacó una revista –Flores y Perlas– escrita exclusivamente por mujeres y dirigida por ella.
Además de escribir Pilar asumió también el trabajo y el riesgo de la edición, impresión y distribución de sus obras, circunstancia que, al final y a pesar del éxito de sus obras, acabara muriendo en la pobreza.
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