Es duro luchar con las palabras. Algunas de ellas parecen batirse entre sus distintos significados. En unos casos, son los significados los que parecen luchar entre sí. En otros, te percatas de que han perdido su valor, que significan algo distinto -incluso lo contrario- de lo que dicen en apariencia. Me ocurre con la palabra «patria», que, a fuerza de oirla en labios ladrones, no sé bien qué significa. Apelan a la patria los mismos que dilapidan el dinero público hurtándolo a necesidades reales y perentorias. Se reclaman patriotas aquellos que roban los bienes comunes y los esconden en paraísos fiscales. Se les llena la boca con el vocablo a los mismos que emponzoñan la vida en común. Patria es también el título del último libro de Fernando Aramburu en el que ajusta cuentas con los extertores etarras y retrata la sociedad vasca sometida a las directrices del nacionalismo. ¿Patria? ¿Qué patria?, me pregunto a veces.
Siguiendo el rastro de la reina Juana, hace unos meses recalamos en Medina del Campo y aprovechamos para recorrer la comarca. ¿Dónde se come bien por aquí?, preguntamos a los amigos. No os perdáis el Cafe Dani’s de Chañe, pero reservad antes si queréis tener mesa, nos aconsejó un amigo caucense. Ni siquiera conocíamos la existencia del pueblo con tal nombre pero seguimos el consejo, reservamos y fuimos a comer un miércoles laborable sin especial significado. Chañe está en un punto aproximadamente equidistante de Cuéllar e Íscar y hay que buscarlo en el mapa.
Al restaurante entramos por el bar del que toma el nombre, un típico bar de pueblo con su barra de pinchos, donde a esa hora había un hombre tomando un vino. El comedor es pequeño y coqueto, minimalista. Nos atendió una mujer joven, que nos fue diciendo cuales eran las opciones del día porque el restaurante no tiene carta, elaboran el menú diario en función de la oferta del mercado, a base de tres platos con tres opciones en cada apartado, a elección de los comensales. Creedme si os digo que a cual más exquisito de los tres platos, bien rematados por un postre estupendo, todo ello bien equilibrado, de manera que salimos satisfechos pero no ahítos, lo que se entiende por bien comidos y bien servidos. Sin sobresaltos a la hora de pagar. Antes de irnos, nos obsequió con unos jabones elaborados por ella misma, suaves y fragantes. Nos fuimos admirados y contentos de que aún queden personas que derrochen imaginación y esfuerzo para sacar adelante un negocio y mantener un hálito de vida en un pueblo pequeño.
Algo similar descubrimos unas semanas más tarde, ahora en Santa Cruz de la Salceda, con el Hotel Rural Las Baronas. Una casona de piedra, restaurada y decorada con gusto y sencillez. Fuimos al señuelo del apellido, con idea de recorrer el Parque de las Hoces del Riaza y, de paso, acercarnos a Castillejo de Robledo donde la leyenda sitúa la afrenta de Corpes que recoge el Poema de Mío Cid. Porque Santa Cruz de la Salceda, municipio burgalés, está en un punto que, en cuanto das un tropezón te sales de provincia. Si caes del este estás en Soria y si del oeste, en Segovia. El último empujón nos lo dio una periodista amiga cuando anunció en Facebook que ese sábado el hotel organizaba una cena con «cuedo», un juego en el que hay que desentrañar un misterio mediante las pistas que se proporcionan. Ni el colega ni yo sabíamos lo que era el cuedo, tuvieron que venir las herederas a sacarnos de la ignorancia. Bueno, pues el comedor se llenó y los comensales nos divertimos mucho, también a un precio muy razonable. En nuestra mesa había parejas de Madrid, del País Vasco y de Aranda.
Frente al Hotel Las Baronas se levanta otra casona de piedra, con su propia historia también, en la que se ha montado un Museo de los Aromas, una iniciativa singular que raro es el fin de semana que no organiza un taller o evento similar, gestionado igualmente desde Las Baronas.
Conozco estas iniciativas por la información que proporciona el equipo de Scribo Comunicación. Otra que tal. Unas periodistas ribereñas que, a la vista del erial en que se ha convertido la profesión, optaron por constituirse en equipo para gestionar la comunicación de las empresas de la comarca. Lo hacen con profesionalidad y, creo, eficacia. En un entorno que no es fácil por la extendida creencia de que cualquiera es capaz de elaborar una nota de prensa y que la comunicación es un gasto y no una inversión.
Dani’s, Las Baronas, Scribo Comunicación son personas o equipos que luchan contra corriente, con poca o ninguna ayuda, arriesgando sus ahorros, su tiempo y su futuro. Sin más compensaciones que el gusto por el trabajo bien hecho. Con un valor añadido que redunda en el entorno. En ellas pienso cuando oigo la palabra patria.
Eso es sin duda.
A mi desde que Campofrio se empeñó en subirnos la autoestima como pueblo, también lo veo, lo que nos iguala.
Abrazos apretaos
Patria, pocas veces una palabra tan plena se ha sentido tan vacía, hueca y altisonante.
Patria son tus brazos cuando navego en la tormenta dijo el poeta y era sencillo entenderlo.
Patria es ese sentimiento de pertenencia y reconocimiento cuando nos adivinamos en la cola de un museo rodeados de otros tan distintos y tan iguales.
Patria son los nombres que recordamos con orgullo porque lucharon por lo de todos.
Patria ese suelo que recorrimos de pequeños cuando el mundo era tan sólo lo que abarcaba la vista.
Patria es la excusa por la que nos roban, amenazan, insultan desde sus risas, patria es la bandera sucia y roída con la que se envuelven a modo de sudario biblico, patria es nada si está vacía.
Gracias por tantas pistas de lo que sí es nuestro, sin poseerlo, tan solo por el orgullo de reconocernos un poco en ello.
La palabra Patria impacta, suena fuerte y contundente y aunque unos cuantos se la pasen por el forro, no esta todo perdido, siempre habrá personas luchadoras como las que nombras, menos mal !
Me parecen fantásticas estas rutas de investigación y tus descubrimientos, que gusto leerte ! gracias por compartirlo, y hablando de lectura, leí el Patria de Aramburu, gracias a Marijose que me lo pasó, pasmada me dejó !
Besos