Olga Khokhlova (1891-1955) era una joven bailarina rusa de buena familia que conoció a Pablo Picasso en París, en una gira de los Ballets Rusos en 1917, cuyos decorados estaba realizando el pintor. Picasso convirtió a Olga en su musa y la plasmó en cuadros de distinta factura y estilo. La pareja se casó en 1918 y en 1921 tuvo a su único hijo, Pablo, a quien el padre retrató repetidamente, el niño arlequín.

Olga abandonó la danza a instancias del marido y Pablo dejó la etapa cubista y se inició en una fase más canónica, sea por acomodarse a los gustos de ella, sea para acceder al mercado de la aristocracia que ella le abría. La relación duró hasta que Picasso encontró una nueva pareja en la jovencita Marie Thérèse Walter. Cuando Olga se enteró de que la chica estaba embarazada de Pablo lo abandonó llevándose con ella al hijo de ambos. Hay abundantes testimonios de que el pintor maltrató de palabra y obra a Olga. La pareja no llegó a divorciarse por la negativa de Pablo Picasso a repartir su patrimonio con su mujer, como le obligaba la ley. De donde se comprueba que se puede ser un excelente artista y un hombre machista y miserable.

Olga pasó sus últimos años en una situación difícil, enferma, sola y sin recursos. Murió de cáncer en su residencia de Cannes.