La joven que aparece reclinada en la chaise longue mirándose complacida en el espejo es Odile Bugnon, luego Odile Emery. Tenía 14 años y era hija de una familia de granjeros a la que el pintor Balthus propuso posar como modelo. La madre de la niña concedió el permiso y, para horror del pintor, arregló el pelo y la ropa de la modelo. En la primera versión del cuadro la mano derecha de la niña acariciaba un gato y ella era el único personaje. El óleo fue terminado dos años después, en 1946, y Odile nunca lo vio acabado.

Algunos críticos han creído ver al propio pintor en el hombre que atiza el fuego y en este, una metáfora del deseo.