Mujeres que hicieron historia

Mujeres que hicieron historia

Cuando yo era pequeña solía leer un librito de biografías que se llamaba Cien figuras españolas. Las figuras eran mayoritariamente hombres: militares, escritores, inventores, conquistadores, santos, un número insignificante de mujeres. ¿Dónde estaban y qué hacían ellas mientras los hombres descollaban en sus respectivas actividades? Parecería que no hacían nada, pero no es así. Lo que ocurre es que, como decía Eduardo Galeano, la historia la escriben los blancos y los ricos, los militares y los machos. Y, naturalmente, hablan de ellos, de sus conquistas, sus hazañas, sus descubrimientos, construyen un mundo masculino.

Cuando cumplí 70 años me regalé una página web donde cuelgo breves biografías de mujeres que también hicieron historia. Al cabo de varios meses el concejal del ayuntamiento de Aranda, Máximo López me propuso publicar esas historias de mujeres para conmemorar el Día de la Mujer del año 2018.

El libro habla de algunas mujeres vinculadas a Aranda: la reina Juana de Avis, esposa de Enrique IV, maltratada por la corte y por la historia. Madre de otra Juana, mal llamada la Beltraneja, que fue jurada por las Cortes heredera del reino. Los nobles contrarios a Enrique IV crearon la versión de que la niña no era hija del rey sino del nuevo valido Beltrán de la Cueva, circunstancia que aprovechó la hermanastra de Enrique, Isabel, para proclamarse reina de Castilla, contra cualquier consideración legal. La princesa Juana tenía doce años. Su madre, presa de una facción de los nobles, reclamó la ayuda de su hermano, el rey Alfonso V de Portugal.

La guerra de sucesión se prolongó de 1475 a 1479 y se ganó más en las cancillerías europeas que en las armas y, finalmente, ambos bandos suscribieron el Tratado de Alcáçobas por el que se reconocía a Isabel como reina de Castilla. El precio de la paz fue la princesa Juana a quien se dio a elegir entre esperar a casar con el heredero de los Reyes Católicos, entonces de un año de edad, o entrar en un convento. Tenía diecisiete años y eligió el monasterio de Santa Clara de Coimbra. Los portugueses la acogieron con respeto y le dieron el título y tratamiento de la Excelente Señora.

Mujeres que hicieron historia habla de reinas: Isabel la Católica, cuñada de Juana de Avis. Durante su reinado se conquistó el reino nazarí de Granada (1492), se expulsó a los judíos (1492), se creó la Santa Hermandad y se estableció la Santa Inquisición (1480). Ella personalmente apoyó el proyecto de Colón de buscar un camino a las Indias Occidentales que le llevó a descubrir el continente americano. Por su decisión de identificar el reino con la fe cristiana en 1496 el papa Alejandro VI concedió a Isabel y Fernando el título de Reyes Católicos.

Recuerda a Juana I de Castilla, hija de Isabel, a quien la historia ha cargado con el infamante apodo de Loca pero que, realmente, fue una mujer maltratada: por su padre, por su marido, por su hijo, por los gobernadores que le pusieron para aislarla del exterior. Recuerda también a las hijas de esta reina desgraciada: Leonor, reina dePortugal y de Francia, y de María de Hungría. Y de otras reinas: doña Berenguela de Castilla, Leonor, reina de Inglaterra.

También recuerda a Mencía González,física -médica- que ejerció su profesión en la villa a finales del siglo XV. Fue víctima de una denuncia anónima, desterrada y condenada a no ejercer la medicina. Ella no se arredró, recurrió ala Real Chancillería de Valladolid, que revocó la orden de destierro de Aranda y le permitió practicar la sanidad si aprobaba el examen que entonces era obligatorio.

Habla asimismo de En, la primera pintora española, en el siglo X; de las Puellae Doctae, las jóvenes sabias renacentistas de la corte de Isabel la Católica; de Teresa de Cartagena, que escribió un libro tan magnífico que nadie creyó que pudiera haberlo escrito una mujer y tuvo que escribir otro para decir que las mujeres también son criaturas de Dios; de Sofonisba Anguissola, pintora de cámara de Felipe II, cuyos cuadros cuelgan en el Museo del Prado; las mujeres que participaron en la conquista de América; de Camille Claudel, maravillosa escultora, que murió sola y olvidada en un manicomio; de Concepción Arenal, o Emilia Pardo Bazán, escritora a la que se negó el acceso a la Real Academia, como a tantas otras, de Carmen de Burgos, la primera periodista española; de Elena Fortún, la autora de los libros de Celia; de las Sinsombrero, las mujeres de la generación del 27; de Victoria Kent y de Maria Teresa León, la inteligencia del 27; de María Telo, jurista a quienes las mujeres de mi generación le debemos la consideración de ciudadanas. Todas ellas tienen el nexo común de haber tenido que superar el handicap que suponía su condición de mujer. La mayoría de ellas fueron olvidadas a pesar de su valía, cosa que no ocurrió con sus pares masculinos.

Las mujeres, incluso aquellas que han hecho cosas tan prodigiosas como los hombres o incluso más, no acostumbran a contarlo. Ellas nos abrieron el camino por el que ahora transitamos más fácilmente. Es obligación nuestra reconocer su valor. O, cuando menos, conocerlas un poco mejor. Porque fueron, somos; porque somos, serán.

El libro se presentó en Aranda de Duero el 8 de marzo de 2018. Entonces no lo sabíamos pero ese iba a ser el día D de la era M, la era de las Mujeres.

Cartel anunciador del Día Internacional de la Mujer de 2018