Mary Wollstonecraft (Londres, 27 de abril de 1759-10 de septiembre de 1797) nació en una Inglaterra donde las mujeres carecían de presencia pública y de influencia social. Ella se enfrentó a esta situación y antes de cumplir los cuarenta años dejó una producción literaria y filosófica que sembró las bases del feminismo moderno. Su Vindicación de los derechos de las mujer, escrito en 1792 defiende una educación igualitaria entre mujeres y hombres, algo impensable entonces. La importante aportación filosófica de Mary al pensamiento contemporáneo quedó sepultada por el escándalo que causó en la sociedad el conocimiento de una vida al margen de convencionalismos y tuvo que ser el movimiento feminista moderno quien la rescatara dos siglos después.
Vino al mundo en una familia de clase media pero el padre, borracho, jugador y maltratador, dilapidó los bienes propios y la herencia de sus hijos, lo que privó a Mary y a sus hermanas incluso de la educación deficiente que entonces recibían las niñas orientada exclusivamente a las labores domésticas y el matrimonio. Con sus hermanas y su amiga Fanny Blood creó una escuela de señoritas con la que, además de ganarse la vida, pretendía mejorar la educación de las jóvenes, pero, poco tiempo después, Fanny se casó, se trasladó a Lisboa y tuvo un embarazo con complicaciones. Wollstonecraft acudió a cuidarla, Fanny murió al dar a luz. Mary plasmó la experiencia en La novela de María (1788) y, al encontrar a su vuelta la escuela abandonada, no le quedó más remedio que colocarse como institutriz en Irlanda con una familia noble.
La relación de Wollstonecraft con la madre de familia fue complicada pero la vivencia resultó buena para alumnos y maestra. Mary recopiló su experiencia en el libro Relatos originales de la vida real (1788) y la niña, Margaret King, escribió que le “había liberado su mente de toda superstición”. Previamente, en 1787, había escrito sus Reflexiones sobre la educación de las hijas, donde plasmó la limitaciones laborales que padecían las mujeres que carecían de recursos si pretendían valerse por sí mismas.
Después de la experiencia irlandesa volvió a Londres, decidida a conseguir un trabajo con el que independizarse y ser “la primera de un nuevo género”, propósito de todo punto novedoso en aquel momento. Estudió francés y alemán y, con la ayuda del editor Joseph Johnson, empezó a traducir textos y escribir reseñas para una editorial lo que de paso le permitió conocer a intelectuales como Thomas Paine, un liberal que sería uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, o Willian Godwin, escritor y político, considerado precursos del anarquismo. En ese tiempo, Mary se enamoró de Henry Fuseli, que estaba casado con una modelo, Sofía Rawlins, y llegó a proponer a su mujer compartir al marido. Ella rechazó violentamente la propuesta lo que acabó con la relación.
En 1790 escribe de forma anónima Vindicación de los derechos del hombre, donde responde a las reflexiones que había escrito Edmund Burke tras la Revolución Francesa, defendiendo la monarquía, la aristocracia y la iglesia. Wollstonecraft atacaba los privilegios de los aristócratas, defendía la república al tiempo que denunciaba el lenguaje sexista de Burke y el modelo de sociedad que propugnaba, donde las mujeres eran meros objetos pasivos. Mary se hará famosa cuando se conozca que es ella la autora del escrito.
En 1792 viaja a Francia para conocer la revolución desde dentro y para distanciarse de Fuseli. Llega a tiempo de asistir a la ejecución de Luis XVI en la guillotina. Allí, decepcionada porque la Revolucion negaba a las mujeres el derecho de ciudadanía y seguía confinándolas al ámbito doméstico y el matrimonio, acabará de escribir Vindicación de los derechos de la mujer, la obra por la que es más conocida, que venía a unirse a la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, publicada en 1791 por Olimpia de Gouges.
En Francia Mary se enamoró de un americano empresario y aventurero: Gilbert Imlay. De esa relación nacería una niña a la que impondría el nombre de la amiga muerta: Fanny. En medio de la convulsión revolucionaria Gran Bretaña declaró la guerra a Francia, lo que dejó en una posición difícil a los británicos que se encontraban en el país vecino, algunos de ellos fueron encarcelados y ejecutados. Con el propósito de proteger a Mary Imlay la registró como su esposa, aunque nunca estuvieron casados. El alejamiento de Gilbert, en plena revolución y con una niña pequeña, ocasionó a Wollstonecraft un desaliento rayano a la depresión, lo que no le impidió escribir Una visión histórica y moral del origen de la Revolución francesa, publicada en 1794.
En abril de 1795 retorna a Londres con idea de reencontrarse con Imlay y, al ser rechazada, intentó suicidarse. Salvada por el propio Imlay, se traslada a Escandinavia con su hija para hacerse cargo de los negocios de su compañero. Las vicisitudes sentimentales de esta época serían publicadas en 1796, con el título Cartas escritas durante una breve estancia en Suecia, Noruega y Dinamarca.
Godwin quedó impresionado al leer estas Cartas y cuando Mary volvió a Londres, iniciaron una relación afectiva de la que ella quedó nuevamente embarazada. Para evitar que la criatura fuera ilegítima en 1797 la pareja optó por casarse, lo que evidenció que antes no había sido esposa de Imlay, hecho que suscitó rechazo y críticas en la sociedad londinense. Más aún porque ambos siempre se habían manifestado contra el matrimonio, por lo que fueron acusados de incoherencia. La pareja se instaló en dos casas separadas para mantener su mutua independencia y parece que habían establecido una relación satisfactoria. El 30 de agosto nacía su hija, llamada a ser conocida como Mary Shelley. Wollstonecraft sufrió una infección en el parto que derivó en septicemia a consecuencia de la cual falleció el 10 de septiembre de 1797. Enterrada inicialmente en la iglesia vieja de San Pancracio, sus restos fueron trasladados a Bournemouth, en el sur de Inglaterra, junto con los de Godwin.
El marido se hizo cargo de las dos niñas: Fanny y Mary pero en 1781, agobiado por las deudas y las responsabilidades familiares, se casó con Mary Jane Clairmont, quien aportaba otros dos hijos al matrimonio. Fanny acabaría suicidándose en 1818 y Mary sería escritora y mundialmente famosa como autora de Frankenstein.

“Creo firmemente que no existe en el mundo nadie que se pueda comparar con ella”, escribió sobre Mary Wollstonecraft su marido. Godwin quiso homenajear a su esposa y en 1798 publicó unas Memorias de la autora de Vindicación de los derechos de la mujer donde narraba las vicisitudes amorosas y de toda índole vividas por Mary, incluidos sus depresiones e intentos de suicidio. Un relato descarnado de la vida íntima de una mujer que arrostró las consecuencias de sus sentimientos. Aunque Godwing escribió las memorias movido por un sincero impulso amoroso, la sociedad británica no estaba preparada para tales intimidades que tuvieron un efecto demoledor para ella, le granjearon criticas muy acerbas y hundieron su fama. Tendría que pasar un siglo para que su obra fuera recuperada por Flora Tristán, Virginia Wolf o Emma Goldman y por el movimiento feminista pero no sería hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XX cuando Mary Wollstonecraft fuera cabalmente comprendida y se convirtiera en figura esencial en el feminismo.
Vindicación de los derechos de la mujer es una reivindicación de la libertad de las mujeres para decidir su destino, de la igualdad de los sexos, de la individualidad e independencia económica de las mujeres y de la necesidad de su participación política. Sostiene Mary en esta obra que los rasgos diferenciales que se atribuían a las mujeres eran solo consecuencia de su déficit de educación, de recursos y de libertad. Considera la educación que recibían las niñas como un problema que afectaba a su desarrollo. Denuncia los privilegios de poder que ejercían los hombres sobre las mujeres y establece dos conceptos que habría de asumir el feminismo moderno: que el género es un concepto adquirido, fruto de la represión y el aprendizaje social, y que era preciso establecer mecanismos políticos y sociales para compensar la supuesta inferioridad femenina, esto es, introducir la discriminación positiva. Criticó también las trampas de la galantería que rendía homenaje a la belleza de las mujeres mientras se burla de su humanidad.
Obras: Vindicación de los derechos de la mujer, Vindicación de los derechos del hombre, La novela de María, Relatos originales de la vida real, Una visión histórica y moral del origen de la Revolución francesa
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