De María Rodríguez de Castro sabemos, porque así lo señala una inscripción, que fue hija de Lope Rodríguez de Castro, nieta de Juan Gómez de Castro, biznieta de Alonso Gómez de Castro -fundadores de la capilla de la iglesia de San Juan en Palenzuela donde se encuentra su sepulcro- y esposa de Fernando del Campo y que murió el 5 de noviembre de 1573.

En este sepulcro aparece la figura orante de María, joven y serena, con un libro en las manos. Sobre los pliegues de su manto reposa un perro -símbolo de fidelidad- y detrás aparece una figura femenina en bajorrelieve de menor tamaño ataviada con ropajes semejantes a los de la dama. Cabe suponer que se trata de una doncella de María, pero, al contrario de la sirvienta de Inés de Osorio en la catedral de Palencia, aquí no se conoce ni quién ni por qué le acompaña en la eternidad.
El mausoleo es obra de Bartolomé Carlone y Ángelo Bagut, elaborado en alabastro, un soberbio conjunto plateresco que expresa la magnificencia de la familia y el momento de esplendor que debía vivir la villa de Palenzuela en el siglo XVI.