La sociedad española es poco proclive a recordar a sus científicos. Prueba de ello es el escaso aprecio que se tiene a la obra y al archivo de Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906 por sus trabajos sobre la estructura del sistema nervioso. Si eso ocurre con los prohombres, peor es el trato a las mujeres que colaboraron con él, que son absolutamente desconocidas. Consta que fueron varias las colaboradoras que trabajaron en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas dirigido por el científico, de quien luego tomaría el nombre: Laura Foster, Manuela Serra, Soledad Ruiz-Capillas y María Luisa Herreros. Hoy recordaremos a esta última.
María Luisa Herreros (Torrelavega, 3 de octubre de 1917-Madrid, 3 de octubre de 1985) nació en una familia acomodada que trató de proporcionar a la niña una educación moderna. Inició su formación en su ciudad natal, en el colegio de las monjas de los Sagrados Corazones (congregación francesa que impartía una enseñanza más moderna que la que ofrecían los colegios religiosos de la época). En 1934 se traslada a Madrid para cursar estudios de Medicina en la Facultad de la Universidad Central, algo que, aunque ya permitido, todavía resultaba inusual entre las jóvenes españolas.
En Madrid se aloja en la Residencia de Señoritas, dirigida por Maria de Maeztu, otra institución igualmente adelantada de su tiempo. Los informes de aquella estancia retratan a María Luisa como una joven estudiosa, abierta y amable. Estudió Histología y Patología con el profesor Jorge Francisco Tello, discípulo de Ramón y Cajal y sucesor hasta 1939 en el Instituto de su nombre, y Fisiología con Juan Negrín, que habría de ser jefe de gobierno. De ambos recibe las máximas calificaciones.
Cuando finaliza el curso 1935-1936 María Luisa vuelve a Torrelavega, donde le sorprende el levantamiento militar. Allí permanece hasta el término de la guerra civil que vuelve a Madrid para terminar sus estudios de Medicina. Se aloja de nuevo en la Residencia de Estudiantes, ahora convertida en Colegio Mayor femenino Santa Teresa de Jesús, dirigido por Matilde Marquina, bajo la supervisión de la Falange. Para continuar sus estudios María Luisa tiene que declarar que no había colaborado con los gobiernos del Frente Popular y afiliarse al Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU), de corte falangista. Se licencia en 1943.
El mismo año comienza los estudios de doctorado que centra en Neurociencia y Endocrinología, lo que le conduce al Instituto Cajal. Allí trabajará en la estructura y función de las sinapsis en el ganglio cervical superior con Fernando de Castro, que para entonces había sido privado de su cátedra de Histología y Anatomía Patológica en la Facultad de Medicina de Madrid por razones ideológicas. En 1945 publican sus conclusiones en inglés, texto que es corregido por Francisco Grande-Covián.
La ya doctora Herreros se registra en 1948 como médico investigador en el Colegio Oficial de Cirujanos de Cantabria, donde es la tercera mujer inscrita. Interesada en la psiquiatría, se ofrece voluntaria para trabajar en el grupo de investigación de Neuropsiquiatría del doctor Gregorio Marañón en el Instituto de Patología Médica del Hospital Provincial de Madrid. Publica dos artículos científicos en los que recomienda el psicoanálisis como tratamiento complementario a las terapias endocrinas.
En 1954, María Luisa Herreros, con otros profesionales, entre quienes se encontraba Teresa Ruiz, fundaron la Asociación Española de Psicoanálisis. Con el propósito de que la AEP fuera reconocida por su homónima internacional, María Luisa y Teresa se trasladan a Londres donde conocen a Ana Freud, hija de Sigmund Freud, quien les aconseja sobre su objetivo. La Sociedad Española de Psicoanálisis sería aceptada por la IPA en 1959. Herreros fue introductora en España de las teorías de Jung y tendrá una fructífera carrera como psicoanalista.
En 1954 es la encargada de escribir el capítulo “Normas para la psicoterapia” en el libro de texto del profesor Juan Rof-Carballo. En 1973, en colaboración con su discípula María Luisa Morales, escribiría “Lo femenino y la vida íntima” que aún es considerado como fundamental en el tratamiento de la sexualidad y la salud mental. En el libro las autoras se preguntan cuál es la esencia del ser femenino para que la sociedad lo repudie históricamente.
En 1976, Herreros se rodeó de otras mujeres colaboradoras suyas para crear Psique, una asociación para investigar y aplicar la terapia psicoanalítica y capacitar a nuevos psicoanalistas, que ella financiaba. El proyecto se interrumpió en 1985 por la muerte de su impulsora, a causa de un linfoma de Hogdkin.
María Luisa Herreros fue una adelantada, brilló en un tiempo y en un apartado, la posguerra española y el ámbito científico, exclusivamente masculinos. Se inició en la histología, se interesó por la psiquiatría y el psicoanálisis. Ni su nombre ni su obra son reconocidos.
Fuentes: Las mujeres neurocientíficas de la Escuela Cajal
Si te interesa el personaje, quizá te guste:

Estupenda mujer. No tengo nada especial con María Luisa Herreros; pero me encanta que sea recordada. En Torrelavega hay estatuas para guardias urbanos y para barrenderos, sí, están bien; pero nos encantaría un recuerdo a, me atrevo a decir, la mujer más brillante del siglo XX de Torrelavega. Gracias.
Muy interesante la vida de Maria Luisa Herreros. Gracias por hacerte eco de nuestra investigación de las mujeres que trabajaron en el laboratorio de nuestro premio Nobel en Fisiología y Medicina 100% español. Te recomiendo añadir un post de Manuela Serra.
Muchas gracias, Elena. Me pondré a ello.