De Margarita Ferreras (Alcañices, Zamora, 26 de febrero de 1900-Palencia, 19 de noviembre de 1964) se conoce con certeza que nació a las cinco y media de la mañana, que era hija del interventor de Hacienda Francisco Ferreras y de Abelisa Lorenzo, que a la muerte del padre la familia se trasladó a Madrid y que en 1932 publicó un poemario titulado Pez en la tierra. El resto de su vida está rodeado de una bruma a la espera de que llegue alguien a despejarla.
En Madrid Margarita y su madre encontraron al tío paterno José Ferreras, periodista, abogado y senador por el Partido Constitucional que, quizá, ayudaría a la sobrina a introducirse en los círculos culturales de la capital que frecuentó: la Residencia de Señoritas, el Lyceum Club Femenino o el Ateneo. Ella trató de abrirse camino como actriz; en 1928 la encontramos tratando de obtener el papel protagonista de la obra de García Lorca Amor de Don Perlimplin con Belisa en su jardín, que acabaría desempeñando Magda Donato. En 1930 participa en el banquete que los jóvenes escritores ofrecen a Azorín por la publicación de su obra Angelita. Por las memorias de Francisco Ayala y la correspondencia de Miguel de Unamuno sabemos que Margarita mantuvo una relación amorosa con el infante Fernando de Baviera, que no acabó bien.
En 1932 publicó su libro de poemas Pez en tierra, en la imprenta de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, con prólogo de Benjamín Jarnés. El editor pone en boca de la autora la razón del título: Como “un pez en la tierra” es la mujer enamorada. Así se mueve. Es la mujer que siente las sacudidas de una gran pasión.
Tras el libro, se pierde el rastro de Margarita. En su obra Caballo griego Altolaguirre afirma haberla encontrado durante la guerra en Valencia “sola, sin comprender la razón de los acontecimientos y con un terror intenso por el provenir” y que había abandonado España con la protección de antiguas relaciones. Pero en 1940 aparece empadronada en la calle Atocha de Madrid. Según había relatado la escritora a Unamuno, había sido diagnosticada de una psicosis exógena en el sanatorio mental en el que había sido encerrada temporalmente y contra su voluntad. Una nota marginal en su acta de nacimiento aclara que en 1964 fue auxiliada por enfermedad por la Junta Provincial de Beneficencia de Zamora.
Hasta hace poco tiempo se ignoraba qué había ocurrido después, cuándo y dónde había muerto la poeta, pero recientemente, Fran Garcerá, especializado en las poetas de la llamada Edad de Plata, aseguraba haber descubierto que falleció el 19 de noviembre de 1964 en la residencia de las hermanas hospitalaria de Palencia y allí fue enterrada.
Triste fin de quien dejó escrito: Ni argolla ni dogal / quiero ser en amor. / Prefiero seguir / la lección de la rosa. / Si una mano me hiere / le daré mi aroma.
Fuentes: Real Academia de la Historia. / Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27. Edición Pepa Merlo. Fundación José Manuel Lara. 2010 / Fran Garcerá
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