Esta joven retratada en 1745 por Jean-Marc Nattier se llamaba María Teresa Tellez d’Acosta y se había casado diez años antes con Etienne Michel Bouret, administrador de la Casa del Rey de Francia.

El pintor imagina a la dama como la diosa Diana sosteniendo el arco en su regazo, el carcaj con las flechas sobre la roca y los símbolos de la diosa en la piel de leopardo que cubre sus brazos, ella envuelta en una túnica. Prototipo de elegancia de la época.