Lo Meta

Os cuento una cosita. Las redes en general y Facebook en particular no son medios de comunicación. Son un negocio que comercia con la información que proporcionamos los usuarios: dónde vamos, qué comemos, qué compramos, dónde guardamos nuestro dinero, con quién nos reunimos. Esa es la materia con la que trafica y que le proporciona suculentos beneficios. Como cualquier empresa, las redes seleccionan lo que les interesa, lo más rentable. Y lo que les interesa es un público acrítico, preferiblemente conservador, que piense poco y exija menos -los consumidores de bulos-, y no les interesan las cuestiones sociales, menos que ninguna el feminismo, adónde vamos a parar si dejamos que las mujeres piensen por ellas mismas. A las redes sociales no les importa que por sus canales transiten las mentiras más zafias y los insultos más groseros pero les hiere que se hable de mujeres feministas.

Cuando eso sucede, cuando se pretende hablar de feminismo, de mujeres que reclamaron o reclaman un mundo más justo, igualitario y equilibrado, a las redes se les cruzan los cables. No hablo de oídas, relato mi experiencia.

Soy -¿era?- usuaria habitual de Facebook. La utilizo para comunicarme con los amigos, para hacer un poco el ganso, lo confieso, y para enlazar con mi página web (www.meryvarona.es) en la que hablo sobre mujeres, hasta hace unas semanas sin problemas. Mas, hete aquí que un día, al tratar de enlazar un post, un cartelito me advierte de que mi “mensaje no se ha podido enviar porque incluye contenido que otras personas de Facebook han denunciado como ofensivo”.

¿Ofensivo? ¿Qué puede ofender hablar de mujeres que trabajaron para mejorar el mundo? Pero vivimos unos tiempos tan extraños, aquellos en los que es preciso demostrar lo evidente, que me dispongo a intentar deshacer el malentendido. Entonces descubro dos cosas, que alguien considera mi web como spam, esto es, una forma de comunicación no solicitada que se envía de forma masiva, y que FB no tiene un enlace específico para comunicarse con sus usuarios.

Tras mucho trajinar, encuentro un sitio donde quizá me lea alguien de Facebook, en el que explico que la web denunciada es un lugar serio y que yo no envío nada a nadie, entra quien quiere y quien no quiere no entra. No digo, pero lo pienso que ya es raro que FB no se moleste en comprobar si lo que se denuncia es cierto o no y se limite a censurar mi web sin molestarse en conocer mi versión.

Mientras espero respuesta, compruebo que Instagram, que antes me permitía acceder sin problemas, ahora me permite colgar fotos pero no añadir texto. Aquí no hay cartelito ni denuncia, simplemente, me expulsa de la aplicación. Después de mucho trastear consigo enlazar en las “historias”, esa esquina en la que la información dura un día y luego desaparece. No vaya a ser que alguien se sienta herido. Al tiempo, me entero de que Facebook ya no es tal sino Meta y que esta empresa es dueña igualmente de Messenger, de Whatsapp y de Instragram. Parece que el algoritmo se encarga de unificar criterios empresariales. El algoritmo es como dios: todo lo ve, todo lo puede y no entiende de reclamaciones.

Pasan varias semanas hasta que un día, al abrir FB un mensaje me comunica que debido a la pandemia del covid no saben cuando podrán atender mi queja. Y así estoy, ciscándome a diario en ese conglomerado bancario y de hipermillonarios, de los cuales el más conocido es Mark Zuckerberg, y dudando si darme de baja en sus redes o seguir con la honda en la mano y ver si, por azar, le doy al gran Goliat, no en la cabeza, como David, sino en las mismísimas gónadas.

One thought on “Lo Meta

  1. Es cierto lo que expones. En mi caso me di de baja y actualmente solo uso Linkedin

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