Aquel dulce portento / doña Laurencia de Zurita, ilustre / admiración del mundo / ingenio tan profundo / que la fama la suya para lustre, / de sí misma la pide. / Escribió “Himnos Sacros” / en versos tan divinos, / que con el mismo sol dimetros mide / que no era ya Plautina / la lengua fecundísima latina. / Laurencia se llamaba, / ¡con tanta erudición la profesaba!, / añadiendo a su ingenio la hermosura / de la virtud, que eternamente dura.
Estos versos de Lope de Vega en los que atribuye a Laurencia de Zurita la autoría de unos “Himnos Sacros” permiten aventurar que se trata de una autora que brilló con luz propia para hacerse acreedora de tales loas por el insigne autor. Sin embargo, nada de ello nos ha llegado y sólo por referencias de terceros conocemos de su existencia y su valor.
El bachiller Juan Pérez de Moya, autor de Varia historia de Sanctas e ilustres mujeres (1583), la incluye igualmente en esta relación: “Doña Laurencia Zurita que al presente está casada con el secretario Tomás Gracián Dantisco, criado de S.M., tan docta (doña Laurencia) y exercitada en la lengua latina como otra cualquiera de las de los siglos pasados. Según se parece en sus epístolas y versos latinos compuestos con muy elegante estilo y escritos de su mano, de tan buena letra y caracteres como podría escribir un maestro de escuela: y con esto la música de cantos de la harpa (sic), en la cual tañe y canta los versos de Homero, de Ovidio y de Virgilio y los Salmos de David y otros Himnos Eclesiásticos tan fácilmente como cualquier otra romana, según que saben todos aquellos que la han visto”.
Vicenta Márquez de la Plata, en su libro Mujeres creadoras entre el Renamiento y el Barroco, sostiene que debió vivir entre 1562 y 1602 y que uno de sus maestros fue Alvar Gomez de Castro, catedrático de Griego de la Universidad de Alcalá, figura destacada del humanismo hispano y autor de una biografía del cardenal Cisneros.
Casó, como ya se ha visto, con el secretario de lenguas de Felipe II, Tomás Gracián Dantisco, perteneciente a una culta familia de origen polaco, amigo personal de Lope hasta el punto de haber sido testigo de la boda del autor con Isabel de Urbina (1588). Aunque muchas fuentes sostienen que Laurencia no tuvo hijos, parece que hay base documental para creer que la pareja tuvo al menos siete vástagos, el último de los cuales sería una niña llamada Margarita, nacida poco tiempo antes de fallecer la madre.
Gracián Dantisco -autor también de la obra Arte de escribir cartas familiares y aficionado a la pintura- volvió a casarse enseguida con Isabel Berruguete, hija de Alonso Berruguete, pintor y escultor, y en 1605 bautizaba a un hijo de este matrimonio.
A partir de ese momento se pierde el rastro sobre la obra de Laurencia de Zurita, como la de tantas otras mujeres que brillaron en su momento y han sido sepultadas en el olvido.
Fuentes: Márquez de la Plata, Vicenta. Mujeres creadoras entre el Renamiento y el Barroco. Ediciones Casiopea. 2018

Portus, Javier. Pintura y pensamiento en la España de Lope de Vega. Editorial Nerea. 1999