Las mujeres en la conquista de América

La conquista de América se nos presenta como una hazaña de machos. Hombres bregados en mil batallas o rudos campesinos que abandonan sus pueblos y a sus familias para descubrir y conquistar el Nuevo Mundo, para evangelizar a los pobladores del continente desconocido, para construir nuevas ciudades. Hombres todos. Sin embargo, aunque sus hazañas no fueron cantadas por los poetas del Siglo de Oro ni aparece en los libros de historia que estudian los jóvenes en la conquista participaron también mujeres valerosas cuya memoria es preciso recuperar. Los datos indican, en primer lugar, que la intervención de la reina Isabel fue crucial para derribar el escepticismo de la Corte al viaje de Colón; también que 30 españolas acompañaron a Colón en su tercer viaje; o que de los 45.327 viajeros a América en el siglo XVI, registrados en los archivos, 10.118 son mujeres.

Algunas participaron directamente en la conquista y lucharon con las armas, como Catalina de Erauso, más conocida como la Monja Alférez, religiosa, militar y escritora, entre el mito y la leyenda. Abandonó el convento en España, viajó al Nuevo Mundo y combatió vestida como hombre como soldado de infantería en los reinos de Perú y Chile. O María de Estrada, quien sobrevivió a un naufragio y participó como soldado en la conquista de México junto a Hernán Cortés y le acompañó en la Noche Triste. También Inés de Suárez, acompañó a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile, fue la primera española en pisar este territorio, cruzó el desierto de Atacama y participó en la fundación y en la defensa de Santiago durante el asedio mapuche en 1541. Beatriz Bermúdez de Velasco, luchó en la conquista de Tenochtitlán y arengó a los españoles cuando estaban dispuestos a rendirse, obligando a los soldados a volver a pelear.

Otras gobernaron las tierras conquistadas, por sí o a través de sus maridos, como virreinas y gobernadoras. Es el caso de María de Toledo y Rojas, nieta del primer duque de Alba de Tormes, casada con Diego Colón, primera virreina consorte de las Indias Occidentales, la mujer de más alta nobleza en llegar a América en el siglo XVI, defensora de los pueblos indígenas. O Beatriz de la Cueva y Alvarado, quien, al enviudar del adelantado Pedro de Alvarado, fue por breve tiempo gobernadora de Guatemala.

Algunas, como María Escobar, que introdujo el trigo en América, fueron labradoras. Casada con Diego de Chaves, capitán que colaboró con Pizarro en la conquista del Perú. Este, agradecido por los servicios prestados por el matrimonio, concedió a María una buena extensión de tierra cerca de la ciudad de Lima. María estudió las tierras y pidió a España que le enviaran semillas de buena calidad de trigo y cebada, que consideró las adecuadas para su hacienda. Mandó sembrarlas y abonarlas y obtuvo una excelente cosecha siendo.

Hubo mujeres emprendedoras, como Mencía Ortiz, que creó una compañía para el transporte de mercancías entre España y América. Construyeron casas y ciudades, escuelas, en las que enseñaron a indios y españoles, y hospitales en los que curaron a heridos y enfermos. Ellas fueron quienes llevaron libros, simientes, aperos y animales vivos que permitieron impulsar la agricultura y la ganadería. Entre ellas se cuenta también una adelantada y la primera almiranta de la Armada española.

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