Las guerrilla girls

Las “guerrilla girls” son un grupo de artistas feministas, provocativo y burlón cuyas componentes ocultan su identidad en público bajo máscaras de gorila, empeñadas en exponer “el sesgo de género y étnico, así como la corrupción en la política, el arte, el cine y la cultura pop”. Se dieron a conocer en 1984 con una intervención a las puertas del MOMA de Nueva York pero han extendido sus actividades a cualquier parte del mundo, desde México a Estambul o Sanghai.

Una de sus denuncias alude a la escasa representación femenina entre los artistas que cuelgan sus obras en los museos. Menos del 5% de los artistas en las secciones de arte contemporáneo son mujeres, señalan, pero el 85% de los desnudos son femeninos. ¿Tienen las mujeres que estar desnudas para poder entrar en el Metropolitan Museum?, interpelan.

La pregunta es retórica. Por supuesto, la desnudez ha sido la llave que más puertas ha abierto a la presencia femenina. Cualquiera de las grandes firmas ha firmado uno o varios desnudos femeninos para hacer méritos, desde Rubens con sus rollizas mujeres, a Velázquez con su Venus del espejo -a pesar del rigor eclesiástico en la materia-, pasando por Goya o Sorolla, en todo tiempo y lugar a los artistas les aparece la inspiración frente a una mujer desnuda.

Sin embargo, qué difícil es que una mujer sea admitida en el cupo de los artistas consagrados. El tópico sostiene que las mujeres han estado apartadas del ejercicio de las artes desde el principio de los siglos, dedicadas a las tareas domésticas, lo cual, siendo cierto, es una verdad a medias pues ya se ha visto que en cualquier época han surgido mujeres con grandes aptitudes, algunas de ellas han sido aplaudidas en su momento, para pasar inmediatamente al olvido. En 1609, un canónigo valenciano se atrevió a escribir un libro con más de ochocientas cuarenta y cinco biografías de mujeres que habían destacado en literatura, teología, filosofía, medicina, astrología, leyes, pintura, música, incluso en las armas. Nada sabemos de ellas.

En estos días, estamos echando las campanas al vuelo porque el Museo del Prado, la primera pinacoteca de España y una de las primeras del mundo, está dedicando una exposición a dos pintoras del siglo XVI, con hartos méritos para ello: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Simultáneamente, se observa una maniobra para atribuir a Sánchez Coello la obra «La dama del armiño», que luce en la Pollok House de Glasgow, desligándola de Anguissola, cuya autoría defienden algunos expertos, singularmente María Kusche. Después de décadas atribuida al Greco, los gestores de la Pollok creen que la obra se depreciaría si su autora fuera una mujer.

Tarea tienen las guerrilla girls.

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