Si te has imaginado que se trata de una obra monumental estás en lo cierto, pero no por su tamaño, de solo 44 por 41 centímetros. Este retrato de una escena cotidiana, donde una mujer vierte leche en un recipiente de barro sobre la mesa de cocina, es de una hermosura, una luminosidad y una veracidad tal que ganas te dan de retirarte para que no te salpique la leche. Nada sabemos de la lechera, que se supone persona de servicio en la casa, pero se diría que respira.
Jan Vermeer, su autor, nació y murió en Left, ciudad holandesa, donde discurrió la mayor parte de su vida. Murió pobre. Algunas de sus mejores obras, como esta Lechera, residen en el Rijksmuseum de Ámsterdam.