La Dama de Elche es la gran señora del Museo Arqueológico Nacional, recientemente modernizado. Ni los más sesudos investigadores se ponen de acuerdo si estamos ante una diosa o ante una mujer principal o ambas: una aristócrata ibera de facciones perfectas, ricamente ataviada, divinizada por sus descendientes.
Originariamente estuvo policromada, con ojos rellenos de pasta de vidrio. En su espalda presenta una oquedad, probablemente destinada a guardar una urna cineraria.