Julia Espín (Madrid, 18 de noviembre de 1838-20 de diciembre de 1906) fue una soprano que triunfó en España y en buena parte de Europa, pero si es conocida, en lo poco que las mujeres vinculadas a la cultura sean conocidas, lo es por haber sido musa de un poeta enamoradizo.
Vino al mundo en una familia burguesa relacionada con la aristocracia donde la música era protagonista. Su padre, Joaquín Espín, era compositor, crítico, profesor de solfeo del Conservatorio de Música de Madrid y director de los coros de Teatro Real; la madre, Josefa Pérez de Collbrand, era sobrina de la cantante Isabel Collbran, primera esposa del compositor Rossini. Joaquín estimaba que la formación del Conservatorio de Madrid era deficiente y estaba influida en exceso por el canon operístico italiano, así que fundó el Círculo Filarmónico, donde ofrecía una formación alternativa con enseñanza de solfeo, piano, canto, armonía y composición, y asumió personalmente la educación de sus tres hijas: Julia, Josefina y Ernestina.
Las tres hermanas actuaban en los conciertos ofrecidos por el Círculo Filarmónico, en las tertulias del salón familiar y en otros salones sociales, con frecuencia acompañadas por el padre, pero únicamente Julia logró hacer carrera como cantante.
A los dieciocho años fue invitada por los reyes a actuar en palacio, interpretando entonces canciones del Album lírico-español de la reina Isabel II, que había compuesto Joaquín Espín. Tiempo después solicitó a la reina protección para proseguir su formación como cantante; no llegó a obtener el favor real, que sí había conseguido su hermano.
El salón familiar acogía una de las tertulias conocidas y frecuentadas del Madrid de la época, por la que pasaban músicos, escritores y políticos: el compositor Rafael Taboada, la escritora María Pilar Sinués, el periodista, militar y político Tomás Capdepón, Manuel Murguía, marido de Rosalía de Castro, Ramón Rodríguez Correa, escritor y político, quien introdujo en el círculo al poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer.
Así fue como se conocieron Julia y el poeta. Algunos críticos sostienen que la pareja mantuvo una relación amorosa intensa pero los más creen que se trató de un enamoramiento de Bécquer, que tomó a la cantante como musa y le dedicó varios poemas autógrafos y algunos dibujos. Una muestra de esta inclinación son los dos álbumes que regaló a Julia y que se conservan en la Biblioteca Nacional. Parece indudable que ella fue la inspiradora las rimas XVI y XX.
Sabe, si alguna vez tus labios rojos / quema invisible atmósfera abrasada, / que el alma que hablar puede con los ojos / también puede besar con la mirada. (Rima XX)

Julia Espín se había propuesto triunfar como cantante y en 1866 inició su carrera europea acompañada de su hermano Joaquín, también compositor. Ambos adoptaron el segundo apellido materno de manera que la soprano pasó a ser Giuletta Collbrand. Su tío político, Gioacchino Rossini, le recomendó en la Scala de Milán, donde debutó con el estreno de Turanda, una ópera escrita para ella por Antonio Bazzini. La obra no fue muy bien recibida pero la actuación de la soprano tuvo buena crítica.
Con un repertorio de compositores conocidos –Fausto de Gounod, Otelo de Verdi, La Favorita de Donizetti, El Barbero de Sevilla de Rossini- Julia Colbran siguió su gira triunfal por los teatros europeos: París, Moscú o San Petersburgo, con excelentes críticas.
De vuelta a España, la soprano contrajo matrimonio con el político Benigno Quiroga Ballesteros, que fue ministro de Interior con Alfonso XII, y ahí acabó su carrera. Tuvo tres hijos: José, Luis y Joaquín, y murió lejos de los escenarios. Fue enterrada en el panteón de la familia del marido, a la sombra de la iglesia románica de San Pedro Fiz de Hospital.
El Ayuntamiento de Madrid distribuye un plano turístico-cultural que contempla una parada en la casa de la familia Espín, a cuya balcón cantó el poeta, en el número 5 de la calle Libreros.

Si al mecer las azules campanillas / de tu balcón / crees que suspirando pasa el viento /murmurador, / sabe que, oculto entre las verdes hojas, / suspiro yo. / Si al resonar confuso a tus espaldas / vago rumor, / crees que tu nombre te ha llamado / lejana voz, / sabe que, entre sombras que te cercan, / te llamo yo. / Si se turba medroso en la alta noche / tu corazón / al sentir en tus labios un aliento / abrasador, / sabe que, aunque invisible, al lado tuyo / respiro yo. (Rima XVI)
Fuentes: Real Academia de la Historia – Asociació Valenciana de Musicología
Muy interesante el comentario. El año pasado estuve investigando sobre María Malibrán, nacida, María García, hija de Manuel del Pópulo García y Joaquina Briones, también cantantes. Esta familia formó su propia compañía y también tenían una gran relación con Rossini, ya que Manuel era uno de los tenores favoritos del compositor.
Gracias, Mery, por tantas cosas que nos descubres. Tu blog demuestra que la inquietud artística e intelectual de las mujeres siempre existió, aunque su recuerdo se velara.
Hola Mery! Me ha gustado mucho leer tu artículo. Soy descendiente de Julia Espín así que leer cosas sobre ella siempre es para mi muy emocionante. Sólo me gustaría comentarte que el motivo por el cual Julia dejó de cantar es porque perdió la voz en pleno auge de su carrera. No fue por haberse retirado tras casarse sino por una enfermedad que le impidió seguir usando su voz. De hecho se dice que fue precisamente tras uno de sus conciertos en Rusia. Un saludo y enhorabuena por el blog. María