Isabel Sánchez fue una mujer renacentista y polifacética: pintora, poeta y música, pero tanto mérito le ha valido de poco. Como el retrato que encabeza el texto, también ella es una joven desconocida. Hija de Alonso Sánchez Coello y de Luisa Reyaltes, trabajó en el taller de su padre, de quien fue discípula. Al igual que el padre, que llegó a ser pintor de cámara de Felipe II, destacó como retratista.

Casó con el escultor Francisco de Herrera Saavedra, regidor de Madrid y caballero de la Orden de Santiago, cuyo hogar fue centro de reunión de la intelectualidad del momento, incluido el propio Lope de Vega.
«La pluralidad de sus conocimientos no era causa de disminución de la extensión de su saber, y así afirman que en la pintura igualó a su padre, y que en la música y el canto era extremada a maravilla«, escribió sobre ella
José Parada Satín, pintor también.