Isabel de Borbón y Borbón (1851-1931) fue la hija primogénita de la reina Isabel II, princesa de Asturias (1851-1857) hasta el nacimiento de su hermano Alfonso (luego XII) y más tarde, desde la proclamación de este hasta el nacimiento de su primera hija, Mercedes (1874-1880). La infanta salió castiza -cualidad tan borbón- lo que le granjeó una enorme popularidad y el apodo de La Chata. La calle de la Princesa de Madrid le debe el nombre.

En 1868 la casaron con Cayetano de Borbón-Dos Sicilias, conde de Girgenti, con quien tenía escasas afinidades. Estando de viaje de novios ocurrió el derrocamiento de su madre, por lo que no pudo volver hasta 1874. En 1871 Isabel tuvo un aborto espontáneo, hecho que desequilibró del todo al poco estable marido, quien poco después se suicidó de un tiro.
Aficionada a los espectáculos populares y especialmente a los toros, el pintor José María López Mezquita la retrató en 1915 saliendo de la plaza con su dama de compañía Dolores Balanzat y Bretagne, marquesa de Nájera. Lo de dama de compañía en este caso no es una expresión retórica pues Lolita, como era conocida, acompañó a la infanta durante toda su vida, hasta el punto de que se le dedicó la coplilla: Ciñe su frente el laurel / y a su linaje engalana / el ser más que dama, hermana / para la infanta Isabel.
La República le permitió permanecer en España, en atención a sus 80 años y a su popularidad, pero ella prefirió ir al exilio con su familia. Murió de muerte natural pocos días después, el 23 de abril de 1931, cerca de París y fue enterrada en Francia. En 1991, el entonces rey Juan Carlos I mandó trasladar sus restos a la Colegiata del Real Sitio de la Granja, donde la infanta gustaba pasar sus vacaciones.

En 1955 se inauguró en el Paseo del Pintor Rosales un monumento realizado por iniciativa del periódico monárquico ABC. El concurso público había sido adjudicado al arquitecto Javier García-Lomas y al escultor Gerardo Zaragoza.