Gracia Nasi, alias Beatriz de Luna

Gracia Nasi (1510-1569) fue una mujer sefardí culta, poderosa e influyente, perseguida por la Inquisición y protegida por Soleimán el Magnífico, creó un protectorado judío en tierra de la actual Palestina y mandó traducir la Biblia al castellano.

Nació en una familia judía aragonesa refugiada en Portugal tras la expulsión de los judíos, la familia Nasi, que adoptó el apellido De Luna al convertirse al cristianismo de manera más o menos sincera. Por esta razón le fue impuesto el nombre de Beatriz de Luna, mientras que en el ámbito familiar era conocida como Gracia. Ella, aunque oficialmente conversa, se sintió hebrea toda su vida.

A los dieciocho años casó con otro converso, Diego Mendes (o Méndez), con quien tuvo una hija, Brianda. Mendes, comerciante de especias y ricas telas orientales y banquero a la altura de los Médicis de Florencia, murió pronto, momento en que Beatriz se puso al frente del negocio familiar. Cuando el rey Manuel de Portugal ordenó la expulsión de los judíos del reino, a petición de su esposa -Isabel, hija primogénita de los Reyes Católicos-, la familia Mendes-Nesi se trasladó a Amberes, donde ya existía una colonia de judíos y conversos oriundos de la Península Ibérica.

En Amberes Beatriz se comportó como una conversa, gestionando la cuantiosa fortuna familiar con notable éxito. De Amberes se trasladó a Venecia y de ahí a Ferrara, donde financió una edición de la Biblia en lengua castellana principalmente destinada a los sefardíes diseminados por Europa. Su fortuna le permitió prestar dinero a nobles y reyes, con la valiosa cobertura que le ofrecía la red de familiares y amistades judías y conversas al tiempo que protegía a los judíos que eran perseguidos por razón de su religión, lo que le valió el apelativo general de La Señora. Este apoyo se convertiría en un riesgo cuando la Inquisición puso sus ojos en ella vinculándola al judaísmo.

En esas circunstancias optó por trasladarse a Estambul, con el apoyo del sultán Solimán el Magnífico -conocido como el Gran Turco- quien supo ver los beneficios que podía reportarle la rica empresaria. Según refiere Joseph Pérez en su obra Los judíos en España, en el archivo de Topkapi se conserva el documento en el que el sultán ruega al dogo de Venecia que permita salir a doña Gracia, a su hermana -viuda a su vez del hermano de Diego Mendes- y a las hijas de ambas, ofreciendo su disposición a acoger a todas ellas en Costantinopla.

La Señora, ya definitivamente doña Gracia, entró en la actual Estambul en 1553 con un acompañamiento no menor que un duque: cuarenta caballos y cuatro carros triunfales ocupados por numerosas damas y criadas españolas, según relato recogido en la obra Viaje de Turquía de Pedro de Urdemalas, de autor anónimo. En ella se cuenta que previamente la dama había negociado con el Gran Turco autorización para que sus criados no estuviesen obligados a llevar tocados que los identificaran como judíos, sino gorras y vestidos a la veneciana. “Él se lo otorgó y más si más quisiera, por tener tal tributaria”, concluye el autor.

También en Turquía doña Gracia puso su fortuna al servicio de los judíos, ayudándolos a huir de la Inquisición y a instalarse en el imperio otomano, creando escuelas judías y sinagogas en Constantinopla, Anatolia, Rumelia y Palestina.

No contenta con ello, negoció con el Gran Turco la compra de un amplio territorio en Galilea, una especie de feudo, que ella pretendió convertir en tierra de asentamiento para los judíos perseguidos y expulsados de Europa. Financió las obras de reconstrucción de las ciudades palestinas de Tiberíades y Safed, introdujo miles de corderos y de árboles frutales, en un movimiento muy anterior al que luego sería el asentamiento Palestino y el futuro Estado de Israel. Los resultados no estuvieron a la altura de los ideales de la patrocinadora pues, al parecer, los sefardíes, más urbanos que rurales, prefirieron asentarse en Estambul, Salónica, Alep, etc, que en el desierto.

Beatriz, la hija de doña Gracia, casó con otro sefardí, de nombre Juan Micas o Joao Míguez, que al llegar a Turquía adoptó el nombre de Joseph Nasi. Pronto se convirtió en colaborador de su suegra y, de paso, en uno de los hombres más ricos y poderosos del imperio otomano, un Fugger de Oriente, le llama Joseph Pérez.

Beatriz de Luna, Gracia Mendes o Gracia Nasi, murió el año 1569 en Estambul, una de cuyas sinagogas llevó el nombre de La Señora hasta 1890.

Fotografía: Wikipedia

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