Gloria Fuertes, poeta de guardia

Gloria Fuertes (Madrid, 28 julio, 1917-Madrid, 27 noviembre, 1998) nació para poeta y a ello se aplicó con esmero, navegando contra corriente. Impulsó la tertulia femeninaVersos con faldas. Adscrita al postismo (movimiento literario surgido en España a mediados del siglo XX, que prolonga algunos aspectos de las vanguardias), conoció la popularidad y el cariño de un lector fiel, los niños, pero la cultura oficial le negó el reconocimiento que se había ganado como poeta de la paz, la igualdad y el medio ambiente. Con el paso del tiempo su figura crece como una de las poetas españolas más destacadas del siglo XX.

Vino al mundo en una familia con escasos recursos. Su padre era conserje, su madre, costurera. En un ambiente poco propicio a la cultura, ella manifestó desde muy pequeña interés por las letras, leía y escribía sus propios cuentos. Su madre la matriculó en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer, donde obtuvo los títulos de Taquigrafía, Mecanografía, Gramática, Literatura, Higiene y Puericultura. Tenía 14 años cuando publicó su primer poema: Niñez, juventud, vejez.

A los nueve años me pilló un carro / y a los catorce me pilló la guerra; / a los quince se murió mi madre, / se fue cuando más falta me hacía, resumió ella su infancia. A los diecisiete entró a trabajar como contable en las oficinas de Talleres Metalúrgicos, sin abandonar la poesía. Un año después escribe su primer libro de poemas –Isla ignorada– que tardará años en publicar y da recitales en Radio Madrid. Soy como esa isla que ignorada / late acunada por árboles jugosos / -en el centro de un mar / que no me entiende, / rodeada de nada, / sola sólo-.

Fue secretaria y, entre 1939 y 1953, redactora de la revista infantil Maravillas -donde también publicaba sus versos y cuentos- y donde en 1942 conocerá a Carlos Edmundo de Ory, uno de los fundadores del postismo, con quien tiempo después mantendrá una relación amorosa. Colabora en las revistas Postismo y Cervatana, con Eduardo Chicharro, Ory y Silvano Sernesi.

En ese tiempo consigue estrenar algunas de sus piezas teatrales y poemas escenificados y colaborar en las revistas infantiles de la época: Chicos, Chicas, Chiquitito, Flechas y Pelayos y en los suplementos infantiles del diario Arriba, donde crea las historias de Coletas y Pelines, que tendrán mucha aceptación popular. Publica Canciones para niños, Pirulí (Versos para párvulos) y organiza la Biblioteca infantil ambulante por los pueblos. En 1941 el libro Poesía incluye dos poemas suyos –Noche de luna en Granada y Afilaor, con otros 16 autores.

En 1951, con Adelaida las Santas y Dolores de Pablos funda la tertulia femenina Versos con faldas, que en solo dos años llegará a reunir al menos a sesenta mujeres, que leen sus poemas y ofrecen recitales en los cafés y locales de Madrid, que con tanta dificultad encuentran. Fue esta una iniciativa pionera y valiente que logró reunir mujeres de ideología muy diversa, mujeres afines al franquismo y mujeres represaliadas, en una convivencia respetuosa.

No solo escribe para el público infantil. Colabora en revistas como Poesía española, El Pájaro de Paja o Rumbos y en 1950 funda la revista poética Arquero, con Antonio Gala, Julio Mariscal o Rafael Mirla, de la que será directora durante los cuatro años siguientes. En 1952 recibe el premio Valle-Inclán de teatro por su obra en verso Prometeo, que es estrenada en el Instituto de Cultura Hispánica.

Entre los años 1955 a 1960 estudia inglés y biblioteconomía en el Instituto Internacional de Madrid, donde trabaja como bibliotecaria entre 1958 y 1961. Allí conoce a Phyllis Turnbull, hispanista estadounidense, con la que mantiene una larga relación. En 1961 consigue una beca Fulbright que le permite impartir clases de literatura española en la Universidad Bucknell. La primera vez que entré en una universidad fue para dar clases en ella, declaró.

Vuelve a España en 1963 y se dedica a dar clases de español para americanos en el mismo Instituto Internacional. En 1965 obtiene el Premio Guipúzcoa de Poesía con el libro Ni tiro, ni veneno, ni navaja; al año siguiente recibe el Premio Lazarillo con Cangura para todo; este libro le valdrá en 1975 el diploma de honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen, que supone un importante reconocimiento internacional. En 1972, una beca March para Literatura Infantil le permite dedicarse plenamente a escribir. Al año siguiente publica Sola en la sala y Cuando amas aprendes geografía.

A mediados de los años setenta comienza a colaborar con TVE en los programas infantiles Un globo, dos globos, tres globos, La mansión de los Plaff o La cometa blaca, con los que ganó varios premios también. También colabora en las revistas La Codorniz y Discóbolo. Fue una época de gran popularidad, lo que suponía un hito para una mujer pobre y lesbiana.

Perteneciente a la Generación del 50 -con Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, Ángel Crespo, José García Nieto, José Hierro, Blas de Otero- cultivó como ellos los temas relacionados con la justicia social, el amor, Dios, la muerte o la soledad, a los que Gloria añadía un humor, a veces ácido, que limaba la aspereza de la crítica.

Toda su poesía está atravesada por una reivindicación permanente de la igualdad de las mujeres, de su incorporación a la modernidad por encima de los roles a los que estaban postergadas durante la dictadura. Un ejemplo de ello es su cuento Tres reinas magas: Melchora, Gaspara y Baltasara.

Aunque frecuentemente jugó al despiste, gustaba de dejar retazos de su vida en sus poemas. Sus amores y desamores: el primer novio, Manolo, que no volvió de la guerra; Phillips, que murió poco después de su ruptura, que la llevó a la depresión: Todos los míos han muerto hace años / y estoy más sola que yo misma, escribió en Nota autobiográfica. Como advirtió en el prólogo de Isla ignorada, Mi poesía está aquí, como nació -sin ningún ropaje de retórica-, / descalza, desnuda, rebelde, sin disfraz. / Mi poesía recuerda y se parece a mí.

Falleció el 27 de noviembre de 1998. Su obra ha sido incluida en las principales antologías de su tiempo; ella y Gabriela Mistral son las únicas mujeres incluidas en la antología Norton, que incluye a cien poetas en lengua castellana; Fuertes es la única mujer incluida en la colección de poesía Colliure. Más apreciada en el extranjero que en su propio país, en Estados Unidos abundan los estudios y las tesis doctorales sobre su obra. Le acompaña, sí, el reconocimiento de los lectores.

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

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