Federica Montseny Mañé (Madrid,12 de febrero de 1905-Toulouse, 14 de enero de 1994) nació en un tiempo y una familia que la predestinaban para el ejercicio de la política pero ella puso mucho de su parte para sobrepasar las expectativas familiares: fue la primera mujer española titular de una cartera ministerial; también dejó una extensa producción literaria: biografías, política y medio centenar de novelas con las que pretendía aleccionar a las mujeres proletarias. Como tantas mujeres de su generación murió en el exilio, siempre consecuente con sus ideas.
Hija de dos destacados anarquistas: Juan Montseny y de Teresa Mañé, más conocidos por sus alias políticos, Fedrico Urales y Soledad Gustavo, respectivamente. Ellos editaban La Revista Blanca, defensora del pensamiento anarquista en las primeras décadas del siglo XX. Los padres ejercieron una gran influencia en la vida de la niña Federica, a la que inculcaron sus principios de libertad y autonomía personal también para las mujeres y a la que procuraron una amplia formación cultural, inscribiéndola en cursos de la Universidad de Barcelona.
Desde la adolescencia asistía con sus padres a los actos políticos. Así conoció al influyente lider sindicalista Salvador Seguí, el Noi del Sucre, a Ángel Pestaña o a Luis Companys, que sería presidente de la Generalitat de Cataluña. Tenía 15 años cuando publicó su primer relato corto titulado Horas Trágicas; a los 18 colabora en las revistas Solidaridad Obrera, dirigida por Ángel Pestaña, en La Revista Blanca, que era el órgano teórico del anarquismo español y en la que en su primera época habían publicado asiduamente Baroja, Clarín, Pérez Galdós, Pablo Iglesias o Unamuno, o en El luchador: Periódico de sátira, crítica, doctrina y combate. A los 20, publica la primera novela, La Victoria. En esta y en El hijo de Clara defiende la libertad femenina, reivindicación que nunca abandonó. En la Revista Blanca publicó medio centenar de relatos clasificados en series: La Novela Ideal y La Novela Libre. La Indomable se considera autobiográfica. En ocasiones utilizó el seudónimo Blanca Montsan.
En 1923 se afilió al sindicato de Oficios Varios de Sardañola de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), unión de sindicatos de ideología anarquista. Su encendida oratoria la colocó enseguida en primer plano en la representación del sindicato tanto en España como fuera. Miembro también de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) que aglutinaba a los distintos grupos anarquistas de España y Portugal, se alineó con el ala más radical, del que también formaban parte Ascaso o Durruti, frente a los moderados Pestaña o Joan Peiró.
Su nombramiento como ministra de Sanidad y Asistencia Social en noviembre del 36, en el gobierno de Largo Caballero, supuso un desgarro personal y político. El anarquismo era mayoritariamente antigubernamental por lo que aceptar una cartera ministerial fue interpretada en algunos sectores como una traición ideológica. Además de la cartera de Sanidad, los anarquistas asumieron las de Justicia, Comercio e Industria. Montseny aceptó la cartera convencida de que era necesario intervenir en el gobierno para asegurar la defensa frente al ejército rebelde. Permaneció en el cargo hasta mayo de 1937, breve tiempo en el que despenalizó el aborto y proyectó comedores para mujeres embarazadas, centros de acogida de niños, lugares para liberar a las prostitutas. De estos proyectos, únicamente pudo llevar a cabo un centro de acogida para niños en Valencia, acorde con las novedosas orientaciones pedagógicas del momento, y un comedor para embarazadas. Una de sus primeras decisiones como ministra, el 19 de noviembre de 1936, fue votar contra de la conmutación de la pena de muerte de José Antonio Primo de Rivera.
En 1930 se había unido a Josep Esgleas y Jaume -alias Germinal Esgleas- con quien tuvo tres hijos: Vida (1933), Germinal (1938) y Blanca (1942). La familia se refugió en Francia al término de la guerra civil. Como tantos políticos republicanos tuvo un duro exilio: fue perseguida por la policía nazi y, aunque los franceses denegaron la petición de extradición de las autoridades franquistas por estar embarazada de su hija Blanca, vivió en libertad vigilada bajo el alias Fanny Germain. Desde el Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles colaboró en el traslado a América de los exiliados españoles. Peor parado resultó Esgleas: fue identificado en la misma frontera francesa e internado en los campos de concentración de Argelès-sur-Mer, primero, y en Notron, después. En 1944 fue liberado por un grupo de guerrilleros.
Federica vivió la mayor parte del exilio en Toulouse o viajando por Europa y América, dedicada a divulgar la ideología anarquista. En este tiempo escribió Mujeres en la cárcel (1949), Cien días de la vida de una mujer (1949), Heroínas (1964), El éxodo. Pasión y muerte de los españoles en el exilio (1969) y sus memorias, Mis primeros cuarenta años (1987). Dirigió los periódicos CNT y Espoir, este fundado con Esgleas. Después de la muerte del dictador Franco, Montseny volvió a España y, aunque su prestigio personal seguía intacto, para las nuevas generaciones era una desconocida. Se implicó directamente en la recuperación del patrimonio sindical de la CNT, que había sido confiscado por el franquismo, pero no pudo impedir que el anarquismo quedara reducido a una expresión minoritaria, que no logró representación parlamentaria en la recién estrenada democracia. Crítica con el sistema hasta el final de sus días, en 1977 se declaró contraria a los Pactos de la Moncloa, al proyecto de Constitución que estonces se elaboraba y, en general, al sistema político liberal.
Murió en el exilio, fiel a las ideas libertarias a las que había dedicado su vida.
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