Elena Maseras, médica frustrada

María Elena Maseras Ribera (Vilaseca, Tarragona, 25 de mayo de 1853-Mahón, Menorca, 4 de diciembre de 1905) fue la primera mujer en matricularse en una Facultad de Medicina española, en su caso en la de la Universidad de Barcelona, en 1872. Autorizadas por una Real Orden de Amadeo de Saboya, un grupo de jóvenes se dispone a seguir estudios superiores, todavía acompañadas por un adulto y en lugares distintos a sus compañeros varones. En 1875 Elena conseguirá ser admitida en el aula del catedrático de Terapéutica Narcís Carbón, con aplauso de una parte del alumnado.

Maseras termina los estudios de Medicina en 1878 y solicita autorización para realizar el examen de licenciatura. A pesar de sus alegaciones, el Ministerio de Instrucción Pública tardará tres años en concederlo, en junio de 1882. Ella aprovecha ese tiempo para estudiar Magisterio, dando pruebas de la inteligencia que ya había mostrado cuando estudió el bachillerato de Arte. En octubre de 1882 se examina y obtiene la licenciatura de Medicina con calificación de excelente. Para entonces ha comprendido que no le va a ser fácil ejercer la profesión que era la de otros familiares suyos y que será la de dos hermanos menores y desiste de hacer el doctorado.

En adelante ejercerá la docencia, primero en Vilanova y la Geltrú y a partir de 1890 en Mahón, donde será maestra de la primera escuela pública de niñas. Además, pronunciará conferencias y escribirá artículos en el periódico local El Pueblo, de ideología republicana y democrática. En unas y otros tratará sobre la cultura, la salud y la higiene.

Morirá en Mahón, de una dolencia cardíaca, a los 51 años. En Barcelona, llevan su nombre unos jardines próximos al Edificio de Consultas Externas del Hospital Clínico. El Observatorio de la Igualdad de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona ha instituido el premio Maria Elena Maseras para “promover la incorporación de la perspectiva y los estudios de género en la docencia y en la investigación, y así eliminar discriminaciones y desigualdades entre los hombres y las mujeres en todos los estamentos y funciones de la comunidad universitaria”.

Apenas un siglo después, en 2004, la catedrática de Historia Contemporánea, Dolores Ramos, se congratulará con justicia de los cambios vividos por la Universidad española desde que accediera a ella Elena Maseras. Lo hacía como madrina en la laudatio de la doctoranda honoris causa Iris Zavala, catedrática de Literatura Hispánica y Crítica Literaria. El acto estaba presidido por Adelaida de la Calle, catedrática de Biología celular y rectora de la Universidad de Málaga donde se celebraba el acto.

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