El masculino Museo Naval

El Museo Naval de Madrid ha estado cerrado dos años por obras y reabrió el pasado mes de octubre. Era evidente que le hacía falta una actualización, su formato anterior era más propio del siglo XIX que de los tiempos actuales. Han modernizado el acceso, han recolocado la colección, han actualizado muy correctamente la cartelería informativa y añadido nuevos fondos pero han perdido la oportunidad de incorporar las nuevas tecnologías para aportar valor didáctico y hacer de él un centro del siglo XXI.

Inaugurado por la reina Isabel II en 1843, el Museo ha pasado por varias sedes hasta que en 1932 se asentó en su emplazamiento actual, en un ala del Cuartel General de la Armada, en el paseo del Prado, junto a la plaza de Cibeles. En sus seis salas y en las 3.000 piezas expuestas se intenta qresumir la historia naval de España desde la Edad Media hasta el presente desde una perspectiva cultural, económica, militar y científica. Y masculina, desde una perspectiva muy masculina.

Entre su muy abundante galería de retratos solo media docena de mujeres, todas ellas reinas: Isabel la Católica, (dos de) Isabel II, María Cristina de Habsburgo, Sofía de Grecia y Leticia Ortiz, la vinculación de todas ellas con lo naval no parece muy relevante. Ni media palabra de mujeres con algún protaginismo en la historia de la navegación española. Nada de las 30 españolas que acompañaron a Colón en su tercer viaje; o de las 10.118 que, según registros de los archivos, viajaron a América en el siglo XVI. Ninguna alusión a Mencía de Calderón, adelantada del Río de la Plata, primer Adelantazgo español en el continente descubierto, ni a ninguna de las numerosas mujeres que participaron en la conquista y contribuyeron activamente en la creación de estructuras económicas y sociales, caso de María Escobar, que introdujo el trigo en América.

Se puede argumentar que la conquista no es estrictamente un epígrafe histórico naval y cabría discutir sobre ello si no fuera porque tampoco se menciona a Mencía Ortiz, que creó una compañía para el transporte de mercancías entre España y América. Por no mencionar, ni siquiera se menciona a Isabel Barreto, la primera almirante en la historia de la navegación española. Raro parece que se le pasaran por alto estás ausencias a la ministra de Defensa, que presidió la reinauguración y de quien depende orgánicamente el centro.

En resumen, quería advertir que si tenéis oportunidad de visitar el Museo Naval, no la desaprovechéis, os hallaréis en un museo del siglo XX, con piezas muy interesantes -la carta de Juan de la Cosa, entre otras- pero id con cuidado de no resbalar: está anegado de testosterona.

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