Dora Maar

Dora Maar (Tours, 22 de noviembre de 1907-París, 16 de julio de 1997) fue una fotógrafa, pintora y poeta, una mujer inteligente y complicada, compañera y modelo del pintor Picasso. Se relacionó con los intelectuales que poblaban el Paris de entre guerras.

Nacida Henriette Markovitch era hija de un arquitecto croata y de una madre francesa dedicada a su familia, que le proporcionaron una educación esmerada y cosmopolita. Hablaba castellano por haber vivido un tiempo en Sudamérica y había viajado a España antes de la guerra.

Estudió fotografía con Man Ray y Brassaï; era amiga de André Breton, Paul Éluard y los surrealistas, a quienes retrató. Picasso y ella se conocieron en el parisino café Deux Magots en 1936, ella tenía 29 años y trataba de acabar su relación con Georges Bataille; él tenía 55, estaba casado con Olga Kholhlova y vivía con Marie-Thérèse Walter. Su relación duró hasta 1943, cuando el pintor conoció a Françoise Gilot.

Guernica. Museo Reina Sofía

En ese tiempo, ella inculcó a Picasso una conciencia política y posó como modelo en multitud de lienzos. A pesar de lo tumultuoso de su relación, y de que él la maltrató con frecuencia, también tuvieron cierta afinidad y complicidad, probablemente con la mujer que más cercanía tuvo el pintor, cuyo carácter violento sufrieron las mujeres que le acompañaron. Además de servir de modelo y musa, Dora documentó con su cámara el proceso de creación del Guernica, realizado en ese tiempo, trabajo que regaló al artista sin percibir siquiera los derechos de autor y que puede contemplarse en el Museo Reina Sofía, en la sala donde cuelga el emblemático lienzo, en el que Dora aparece como la mujer que porta la lámpara.

Cabeza de mujer, nº 1. Dora Maar. Museo Picasso de Barcelona

Al terminar su relación ella se retiró de la vida pública, padeció algunos problemas psiquiátricos que le apartaron aún más de sus amigos y acabó recluida en su apartamento de París, dedicada a la pintura. En sus últimos años se acercó al catolicismo, al morir legó a un monje su herencia, en la que se contaban sus fotografías y más de un centenar de cuadros de Picasso.

En el Museo Reina Sofía cuelga un retrato suyo, también en el Museo Picasso de Barcelona. De todos ellos emana un aire de tristeza, que, al recordar su pesarosa vida, produce en quien los mira una cierta congoja.

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