Constancia de la Mora (Madrid, 27 de enero de 1906-Guatemala, 26 de enero de 1950) nació en una familia de la burguesía acomodada e influyente que le proporcionó una cuidada educación. Ella y su familia representan la división que se vivió en la sociedad española en las primeras décadas del siglo XX, plasmada en la guerra civil, pero también la participación de muchas mujeres burguesas en una sociedad que empezaba a contar con ellas. Constancia apostó por la República y los valores que ella representaba. Murió en el exilio cuando aún no había cumplido 44 años.
Vino al mundo en el palacete Gamazo (calle Génova, 26), reuniendo en sus apellidos lo más florido de la política y las finanzas de su tiempo, la élite llamada a dirigir el país: de la Mora Abarca por el lado paterno, Maura Gamazo, por la vertiente materna; era nieta del ministro Antonio Maura. Un año después nacía su hermana María, que sería conocida como Marichu de la Mora.

Connie, como era conocida en familia, creció entre institutrices inglesas e irlandesas hasta que a los nueve años ingresó en el elitista Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Madrid. A los catorce fue internada en el colegio católico St. Mary’s Convent de Cambridge, estancia que recordaría como el tiempo más feliz de adolescencia. Quiso prolongar su estancia en Gran Bretaña trabajando en una tienda de modas de Londres, pretensión que sus padres cortaron de raíz con el argumento de que había llegado el momento de ser presentada en sociedad en Madrid.
Su vida estaba abocada a una boda con alguien de su privilegiado entorno y así fue, en efecto, en mayo de 1926 se casaba con Manuel Bolín. La pareja se trasladó a Málaga, donde nació la única hija de la pareja, Luli (María Lourdes). Bolín, miembro de una familia conservadora -a su hermano Luis se le atribuye haber fletado el avión Dragon Rapide en el que Franco se trasladó desde Canarias a Marruecos en el momento de la rebelión militar el 18 de julio de 1936- tenía pocas afinidades con su mujer, por lo que la pareja acabó separándose en 1931. Ella volvió a Madrid y, para sorpresa de su familia, se instaló en su propia vivienda con su hija, dispuesta a recuperar su independencia. Empezó a trabajar en la tienda de Arte Popular de Zenobia Camprubí, de quien sería amiga.
“Llegué a Madrid en marzo de 1931 para empezar una nueva vida y me di cuenta de que España entera se disponía a hacer algo muy parecido”, escribirá años después. En adelante, su vida estaría vinculada a la República en lo bueno y en lo malo. En 1932 fue una de las primeras mujeres de la alta burguesía que aprovecharía la nueva ley del divorcio para romper definitivamente su matrimonio con Bolín. Para entonces había conocido a Ignacio Hidalgo de Cisneros, militar de aviación, defensor de la República, con quien se casó, en una boda convertida en símbolo para los progresistas y en escándalo para los conservadores, incluida su propia familia. Entre los invitados, los políticos Indalecio Prieto o Marcelino Domingo y el poeta Juan Ramón Jiménez.
La pareja vivió los tres años siguiente en Roma y Berlín, adonde había sido enviado Hidalgo de Cisneros como agregado militar. El golpe militar de julio de 1936 radicalizó políticamente al matrimonio. En otoño de ese año ambos se afiliaron al Partido Comunista. Hidalgo sería nombrado jefe de la aviación republicana, donde alcanzaría el grado de general. En los primeros meses de la guerra civil Constancia se encargaría de la evacuación a Alicante de los niños residentes en los orfanatos madrileños. En la misma ciudad creó un hospital de convalecencia para militares heridos. Más tarde se encargaría de la Oficina de Prensa Extranjera. Constancia e Ignacio serían tan admirados en la zona republicana como detestados entre los rebeldes, donde eran considerados como traidores a los suyos, a su clase.
En el otro extremo, su hermana Marichu pertenecía al círculo de José Antonio Primo de Rivera, creador de la Falange, y sería una de las creadoras de la Sección Femenina de Falange, de la que fue jefa nacional de Prensa y Propaganda. Casó con Tomás de Chávarri, con quien tuvo cinco hijos, uno de ellos sería el director de cine Jaime de Chávarri.
Constancia participó en la retirada republicana hacia Francia. El final de la guerra le sorprendió en Nueva York, adonde había viajado en demanda de ayuda; allí establecería amistad con Eleanor Roosevelt, Ernest Hemingway y su esposa, la escritora y periodista Martha Gellhorn. En ese tiempo escribió un relato autobiográfico en inglés –In place of Splendor: the autobiography of a Spanish woman-, que fue presentado en Nueva York por la misma Eleanor Roosevelt, traducido a varios idiomas y es citado por los escritores extranjeros que se han ocupado de la República española, caso de Gabriel Jackson o Hugh Thomas.
En 1939 se instaló en México, trabajó en la embajada soviética como traductora al tiempo que se dedicaba a defender a los refugiados españoles. Entonces escribirá la versión en castellano de su autobiografía, que es al tiempo la biografía de la corta República, con su grandeza y su parte de miseria humana, traducida como Doble esplendor. A pesar del éxito obtenido en el extranjero, en España el libro no se publicó hasta 1977, agotándose enseguida. En 2004 se publicó una nueva edición prologada por su primo Jorge Semprún Maura, a quien, además del parentesco -las madres de ambos eran hermanas-, le unía la militancia comunista y el exilio.
Coincidiendo con esta publicación Rafael Alberti, poeta y comunista, le dedicó los versos: Constancia de la Mora, compañera y amiga: / tantos años pasados y aquí estás nuevamente / aquí tu vida clara, el difícil camino / valeroso, leal y puro que elegiste. / Tantos años pasados pero que no han pasado. / Revives en tu ejemplo y contigo el de España, / aquel pueblo sencillo viril que acompañaste, / miliciana hasta el día de tu imprevista muerte. / Que no fue servidumbre a temores oscuros / la de tu corazón en las horas amargas. / Fue amor, ciega esperanza, entrega luminosa, / hasta borrar las huellas próceres de tu origen.
Luli, que había sido enviada a Rusia como niña de la guerra, se reunió con su madre en 1945, tras la segunda guerra mundial. Para entonces sus padres se habían reunido en México y enseguida se habían separado. Constancia perdió la vida en un accidente de tráfico ocurrido en Guatemala, la víspera del día que hubiera cumplido 44 años.
En España, su hermana Marichu prosperaba socialmente, leal a su clase. Además de colaborar políticamente con la dictadura, escribió y ejerció el periodismo. Dirigió la revista Y, donde escribieron los falangistas más renombrados: Eugenio d’Ors, Eugenio Montes o Dionisio Ridruejo, de quien se cuenta que fue musa inspiradora de sus poemas. Fue la primera mujer en recibir el carné de periodista en la España de posguerra y llegó a presidir el Círculo de Escritores de Moda. Murió a los 94 años.

En La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36 la periodista Inmaculada de la Fuente analiza las vidas de estas mujeres burguesas y privilegiadas que tuvieron una visión radicalmente distinta de su país, representantes de las dos Españas que se enfrentaron en la guerra civil.
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