Carmen Sánchez García, mecenas

Carmen Sánchez García (Madrid, 4 de diciembre de 1929-Madrid, 2016) fue una mujer culta, progresista y comprometida, una vida dedicada a la docencia. Testó a favor del Museo del Prado con la condición de que dedicara la herencia a adquirir y restaurar nuevas obras. El museo muestra ahora el legado de esta mujer consecuente con sus principios y con su vida.

Carmen había nacido en una familia burguesa ilustrada oriunda de Béjar, el padre, Ruperto Sánchez Arcas, fue médico obstreta; su tío Manuel Sánchez Arcas, representante de la arquitectura racionalista, diseñó los planos del Hospital Clínico San Carlos en 1928 y colaboró en la protección del patrimonio monumental madrileño durante la contienda civil. Ella se licenció en Historia en la Universidad de Madrid, viajó por el extranjero y acabó dedicada a la docencia. En 1973 participó en la fundación del Colegio Nervión, centro privado, laico y progresista, que dirigió durante décadas y en el que se jubiló en 1999.

Libre de obligaciones profesionales, dedicó su tiempo a cultivar sus aficiones, la cultura, entre ellas. Desde 2003 era miembro de la Fundación Amigos del Museo del Prado, participando en algunas de sus actividades, siempre de la manera discreta en que discurrió su vida. Con la misma discreción decidió legar sus ahorros y pertenencias, por un valor en torno a los 800.000 euros al Museo en el que, seguramente, había sido feliz. Este legado la ha convertido en una de las mecenas más destacadas en la historia del Museo, considerado una de las primeras pinacotecas del mundo.

Alegoría de la Templanza. Alonso Berruguete. Museo del Prado

Los responsables del Prado han empleado tres años en cumplimentar la voluntad testamentaria de Carmen Sánchez. Entre 2017 y 2021 adquirieron quince obras no expuestas hasta ahora, de las que cinco corresponden a artistas no presentes en la colección permanente del museo, como Mariana de la Cueva y Barradas y Gabriel Antonio Corvoysier. Del conjunto, se destaca la Alegoría de la Templanza de Alonso de Berruguete, artista del siglo XVI, y el Autorretrato de Pedro de Campaña, obra renacentista. El conjunto se expone en las salas 60 y 60A del edificio Villanueva hasta el 24 de octubre bajo el título El legado de Carmen Sánchez. La última lección.

San Francisco arrodillado en meditación. Mariana de la Cueva. Museo del Prado

El legado ha tenido la virtud añadida de incorporar a dos mujeres a la colección permanente, una, la ya mencionada Mariana de la Cueva, elogiada artista del Siglo de Oro, de la que no se tenía noticia de su actividad pictórica, que contribuye a un mejor conocimiento de la actividad artística de las mujeres en ese tiempo. La segunda es María Blanchard, que se incorpora al Prado con La boloñesa, obra correspondiente a los años 1922-1923. La adscripción de Blanchard al Prado ha suscitado alguna controversia.

La boloñesa. María Blanchard. Museo del Prado

Sabido es que la frontera entre el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía se ha establecido en el nacimiento de Pablo Picaso (25 de octubre de 1881), razón por la que algunos expertos estimaban que Blanchard, nacida el 6 de marzo de 1881, debería estar en el segundo, donde ya cuelgan varias de sus obras, y no en el primero. Los responsables del Prado han entendido que esa diferencia de meses entre el nacimiento de una y otro permite a María Blanchard residir en el gran museo nacional, donde es considerada “la pintora española más importante anterior a Picasso”.

Paseando por la galería central, imagino que, cuando los visitantes abandonamos su reino, se reúnen en sabio conciliábulo grandes artistas como Artemisia Gentileschi, Sofonisba Anguissola, Giulia Lama, Clara Peeters, Rosario Weiss, Angelica Kauffmann, Louise de Liniers, María Luisa Riva y Callol, Margarita María Benoit, Ana María Teresa Mengs, Margarita Caffi, Rosa Bonheur, Aurelia Navarro y ahora María Blanchard y sonríen irónicamente al conocer los ditirambos que se les dirigen mientras su obra permanece semioculta. Lo que es seguro es que todas ellas agradecerán el gesto de Carmen Sánchez, mujer discreta, incorporada con todo derecho a la historia del Museo del Prado.

Fuente y fotos: Museo del Prado

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