Aurelia Navarro, pintora

Aurelia Navarro (Granada, 1882-Córdoba, 2 de febrero 1968) fue una pintora que triunfó desde muy joven, tuvo el reconocimiento académico y de la crítica, pero tuvo la osadía de pintar un desnudo de mujer que se suponía autorretrato. Acabó su vida en un convento, no se sabe si por decisión personal o por presiones familiares.

Hay algo incomprensible en la historia de Aurelia Navarro Moreno. Nacida en una familia granadina ilustrada, recibe una educación que fomenta sus aptitudes creativas en dibujo y pintura, habitual entre las jóvenes burguesas de finales del siglo XIX. Su primer maestro fue el artista granadino José Larrocha, quien le transmitió su interés por los espacios rurales y los paisajes del entorno de la Alhambra, que serían una constante en su trayectoria artística. A los 18 años pasa al taller del pintor y catedrático Tomás Muñoz Lucena, quien se había formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, había sido pensionado en la Academia de España en Roma y premiado en varias exposiciones nacionales, además de haber pasado un tiempo en París, donde había conocido a los pintores impresionistas. La influencia de Muñoz Lucena será decisiva en la carrera de Navarro Moreno.

Aurelia Navarro. Joven con mantón, 1905. Col. Ignacio Navarro

En los primeros años del siglo XX Aurelia decide dedicarse profesionalmente a la pintura. Es una decisión arriesgada e infrecuente, el conocimiento de la técnica pictórica se consideraba un elemento de buen tono en la educación de una joven siempre que se mantuviera en el ámbito doméstico pero se convertía en un baldón si se hacía de ello una forma de vivir. Aurelia consiguió una beca de la Diputación de Granada que le permite trasladarse a Madrid y optó por presentar sus obras a las exposiciones de bellas artes provinciales y nacionales.

Tenía 22 años cuando consigue una mención de honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes, concedida por un jurado presidido por Joaquín Sorolla, a quien ella admiraba mucho. Dos años después logra una tercera medalla del Jurado, presidido por Francisco Pradilla, con su Retrato de señorita, tenido por autorretrato. En 1908 presenta una nueva obra a la Exposición Nacional, con la que consigue la tercera medalla, idéntico premio recibe María Blanchard con su obra Los primeros pasos. Aurelia había pintado un Desnudo de mujer en el que rinde homenaje a la Venus del Espejo de Velazquez, que poco antes había sido comprada por la National Gallery de Londres mediante suscripción popular. La obra fue recibida con entusiasmo incluso por la crítica, tan poco dada a exaltar los méritos artísticos femeninos. Se llegó a considerar que merecía un premio mayor, hasta la infanta Isabel, conocida como La Chata, quiso conocer a la artista. A pesar de lo cual el Estado rehusó adquirir la obra, como era costumbre en estos premios.

Sin embargo, Desnudo de mujer acabaría siendo una carga demasiado pesada para ella y para su familia. Hay que recordar que las mujeres no podían acceder a los modelos en vivo, pues se consideraba algo indecoroso que ellas contemplaran un cuerpo desnudo, así que debían utilizar a sus familiares como modelo o posar ellas mismas. Por eso resultó tan escandaloso que una joven de buena familia pintara un desnudo, más aún si era un autorretrato, por muy premiado que fuera. Los desnudos estaban reservados a ellos, los hombres.

Aurelia permaneció en Madrid, reforzada en su propósito de dedicarse profesionalmente a la pintura. En 1910 aparece como una de las socias fundadoras de la Asociación de Pintores y Escultores de España. Navarro era el número 80 de un total de 267 miembros, entre los que únicamente once eran mujeres.

La prensa granadina recogía los éxitos de su artista. Francisco de Paula Valladar escribía en El Defensor de Granada el 29 de mayo de 1908 acerca del desnudo premiado: “de tal modo se ha impuesto desde el primer día en la opinión, que nadie ha pensado en criticar que a una mujer, bella y joven, educada con todas las delicadezas propias de una distinguida señorita, hija de un reputado médico y de una señora de reconocida cultura, se le haya ocurrido estudiar el modelo vivo, el desnudo, base firme del dibujo de figura.” El Desnudo de mujer fue comprado por la Diputación de Granada, que pagó por ello 2.000 pesetas, para lucir en su salón de sesiones.

Aunque no se conoce con certeza qué ocurrió en la vida personal y familiar de la artista a partir de entonces, parece que la presión de la prensa, que pretendía conocer detalles de su vida, resultó abrumadora para su entorno. Su padre la llevó de vuelta a Granada. En los años siguientes, Aurelia pareció desinteresada en participar en nuevas exposiciones nacionales y de sus temas costumbristas de brillante colorido pasó a centrarse en temas religiosos. En 1923, cuando contaba 41 años, ingresó en el convento de las Adoratrices de Córdoba. Todavía trató de seguir pintando, ahora temas sencillos y domésticos, realizados precariamente, con pocos y malos materiales. En 1933 se trasladó a Roma, para pintar un retrato de la fundadora – María Micaela del Santísimo Sacramento- que iba a ser canonizada al año siguiente. Luego, volvió al convento cordobés, donde la encontró la muerte el 9 de febrero de 1968.

Aurelia Navarro. Jugando con las gallinas en el Carmen, 1906

Realmente, la muerte civil de Aurelia Navarro se había producido muchos años antes. Y eso es lo que resulta incomprensible. ¿Qué es lo que ocurrió para que una artista reconocida y premiada renuncie a su profesión y a una vida libre e independiente y se aísle en un convento? ¿Sintió la llamada de la vocación religiosa? ¿Le resultó insoportable la presión familiar? ¿Fue recluida contra su voluntad? Nada se sabe. Tampoco se conoce dónde se encuentra buena parte de su obra. El 2 de agosto de 2019 el periódico Granada Digital contaba que Jugando con las gallinas en el Carmen se subastaba por 3.000 euros. Algunos críticos han establecido un paralelismo entre la historia de Aurelia y la peripecia de Camille Claudel, recluida por su familia en un centro psiquiátrico contra su voluntad, muerta en el olvido.

Aurelia Navarro Moreno es una de las artistas “invitadas” en la exposición temporal del Museo del Prado.

Fuentes: Illán Martín, Magdalena. “‘Una joven que vale mucho y que llegará a ser una pintora eminente’: Aurelia Navarro en la escena artística española de comienzos del siglo XX.” Atrio. Revista de Historia del Arte, no. 25 (2019): 224-239.

Asociación Española de Pintores y Escultores

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