Adelaida Las Santas (Villarejo de Salvanés, 22 de julio de 1918-Madrid, 15 de noviembre de 2006) era periodista y poeta pero, sobre todo, fue una mujer práctica que dedicó su vida a resolver problemas ajenos. Ella fue una de las fundadoras -y organizadora y sostenedora- de la tertulia de mujeres Versos con faldas. Ella fue la columna vertebral que permitía sostenerse en pie a su marido, Guillermo de Osorio.
Tenía 32 años cuando obtuvo el título de periodista, colaboró en algunos periódicos madrileños mientras escribía versos, que daba a conocer en recitales y tertulias, tan abundantes en la época. La década de los cincuenta fue su época decisiva. En abril de 1950 leyó sus poemas en el homenaje al escritor Emilio Carrere; en el 51 creó la tertulia Versos con Faldas con Gloria Fuertes y María Dolores de Pablos; participó en multitud de recitales sola o con alguna de las compañeras de tertulia, y en 1955 se casó con el escritor Guillermo Osorio.
Guillermo era un escritor bohemio y maldito. Había participado en la guerra en una unidad de tanques del ejército republicano. Luego, pasó por campos de prisioneros franceses y por cárceles y campos de concentración españoles. En 1950 se instaló en Madrid, donde fue dando tumbos de taberna en tertulia, escribiendo cuentos y sonetos, miembro de la generación etílica del Café Varela, donde estaban sus amigos -Manuel Alcántara, Eduardo Alonso, Alejandro Carriedo, Manuel Martínez Remis-. Así lo encontró Adelaida, quien se hizo cargo de él, lo acogió y le ordenó la existencia, en la medida en que Guillermo lo permitía, que no era mucho.

En 1960 Osorio publicó El bazar y la niebla, donde recopilaba sus cuentos y sonetos. No volvió a publicar nada más hasta 1981. Un año antes, Adelaida había fundado la colección Aguacantos para acoger la obra del marido. Ahí saldrían Veinticinco sonetos y El perro azul. Cuentos. Al año siguiente, Osorio sufrió un paro cardiaco, cayó sobre una estufa encendida y murió. Manuel Alcántara, periodista y poeta, escribió en su necrológica que había pertenecido “a otro lugar del que tenía permanente nostalgia; (…) Es todo lo que sabemos de él. Eso y que ha muerto, después de haber consumido gloriosamente algunas cosechas de vino tinto y de haber escrito veintitantos sonetos prodigiosos”. Adelaida se encargó de publicar sus últimos libros, en 1984 Río de peces y en 1993, Guillermo Osorio 10 años después.
En la tertulia Versos con faldas Gloria Fuertes era la directora teórica pero Adelaida, cuyo cargo era de secretaria del grupo poético, era en verdad la directora práctica. “Me vale tu dinamismo, tu nervio y voluntad. Yo te ayudaré dándote formados los programas para que avises a la gente”, le escribe Fuertes. Ella, que es quien costea los programas, será también el alma de la tertulia, que acabará en 1953, después de que la Dirección General de Seguridad suprimiera los recitales y tertulias de café. Ella es, finalmente, quien en 1983 publique en Aguacantos la antología de poetas que cobijó Versos con faldas, que fue, realmente, un grupo cultural feminista. En marzo de 2019 la Editorial Torremozas reeditó esa antología, una publicación que rescata del olvido a aquellas mujeres, condenadas al silencio por su condición femenina, que buscaron un resquicio para hacer oír su voz poética, sus palabras de mujer, porque, como escribió Gloria Fuertes, “demasiado silencio es igual que una bomba”.
Finalizada la etapa de la tertulia poética, Adelaida siguió vinculada a la literatura, impartiendo conferencias –La mujer en la poesía contemporánea o La creación en la obra de la novelista Concha Espina– o participando en recitales poéticos. Después de haber publicado Destellos (1950) y Poemas de Adelaida (1954), en 1984 sacó en Aguacantos Y hace cincuenta años hubo una guerra: romance para que lo cante un ciego; y en 1997, Poemas de la sinceridad. También en Aguacantos publicó Poemas de la perra gorda que se convirtió en perra chica y otros poemas para las niñas y niños de Cuenca, destinados a un público infantil. En prosa, escribió Poetas de café (1959, segunda edición en 1992). También dirigió durante dos años el Ciclo de Sonetos en el Ateneo de Madrid.
Adelaida Las Santas murió en Madrid el 15 de noviembre de 2006, después de una existencia dedicada a allanar la vida al prójimo, no siempre comprendida, tantas veces invisible de tanto estar presente. Escribió cosas como esta:
Seremos todos seres invisibles / que nos movemos en la NADA, / porque nada sabemos. / No puedo continuar el poema. / No encuentro palabras / para definir mi ANGUSTIA. / Estoy SOLA, frente al UNIVERSO.
Si te gusta el personaje, quizá te interese:
