Margarita Valldaura (1505-1552) nació en una familia burguesa valenciana que se refugió en Brujas para salvarse de la persecución a los judíos y conversos. Allí también acabaría recalando Juan Luis Vives (1492-1540) quien sería su preceptor y con quien se casó en 1524. Cuando el humanista enfermó ella escribió al dictado de su marido, recuperó sus discursos, sus conferencias, sus apuntes y los mandó a la imprenta, corrigió las pruebas, en fin, sustituyó al hombre famoso impedido.

Sus padres eran comerciantes acomodados en Valencia y siguieron siéndolo en el exilio de la ciudad de Brujas, donde se libraron de la trágica suerte que corrieron algunos de sus correligionarios próximos, como la familia Vives, con quien estaban emparentados. El padre de Juan Luis fue quemado vivo por la Inquisición y su madre, que había muerto años antes, fue desenterrada para poder someter sus restos a las llamas. El filósofo se libró porque su padre, temiéndose lo peor, le había enviado a estudiar a la Sorbona de París, donde se doctoró en 1512.
Ese mismo año Vives se trasladó a Brujas, alojándose en casa de la familia Valldaura, emparentada con su madre. En 1524 Juan Luis y Margarita se casaban. Él era ya un filósofo y escritor famoso que, contra lo que era costumbre, prefirió la laicidad a refugiarse en la protección eclesiástica. El matrimonio se trasladó a Oxford, en cuya universidad enseñaba Vives; también fue nombrado tutor de María, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, quien admiraba y protegía al filósofo. Prueba de esta protección es la concesión para importar vino y lana a Inglaterra y para exportar trigo al continente, lo que proporcionó a los Vives una economía saneada.
Su situación cambió radicalmente cuando Enrique se divorció de Catalina, ante lo que los Vives optaron por volver a Brujas. Privados de ingresos y con Juan Luis enfermo, Margarita hubo de hacerse cargo también de su familia, que se encontraba arruinada por la muerte del padre. A partir de 1533 él se encuentra prácticamente imposibilitado por la gota, padecía además de úlcera estomacal y frecuentes jaquecas, por lo que ella toma la dirección familiar y la gestión de la obra del marido. Ella escribe lo que Vives le dicta, recupera su obra inédita y recaba ayuda de otros pensadores para conseguir publicarlos.
Vives, que ya había publicado sus obras pedagógicas –Introducción al conocimiento (1524) y Instrucción de las jóvenes cristianas (1528), escribió en estos años postreros su Tratado del socorro de los pobres, considerado el primer estudio sobre la organización de la asistencia social, y De alma y vida, en la que se interna en conceptos psicológicos. Esta producción le convirtió en un filósofo de reconocimiento público a la altura de Erasmo de Rotterdam o de Tomás Moro de quienes era amigo. Es considerado el reformador de la educación europea; de su libro para la enseñanza en latín se realizaron 65 reediciones en un siglo.
Juan Luis Vives muere en 1540 en la plenitud de la fama y es enterrado en la iglesia de San Donaciano de Brujas. Margarita le sobrevivirá doce años. Cuando muere, el 11 de octubre de 1552, es enterrada en la misma tumba de San Donaciano. “Margarita Valldaura, dama de rara honestidad y en grado extremo semblante a su marido en dotes del espíritu, voz del sexo femenino, y a ambos unidos como siempre vivieron en alma y cuerpo y aquí entregados en la tierra, a la par los dos”, se inscribió sobre su lápida.
A pesar de tan encomiable reconocimiento a sus valores, la posteridad pronto olvidó a Margarita, atenta tan solo a ensalzar los méritos de su marido. En el corazón de Brujas un busto de Vives recuerda su paso por la ciudad, otro tanto sucede en Valencia. En esta ciudad, una calle lleva el nombre de Margarita Valldaura.